Salmos 78:32-37
32 A pesar de todo esto, todavía pecaron
y no creyeron en sus maravillas.
33 Él, pues, hizo terminar sus días en vanidad,
y sus años en terror súbito.
34 Cuando los hería de muerte, entonces le buscaban,
y se volvían y buscaban con diligencia a Dios;
35 se acordaban de que Dios era su roca,
y el Dios Altísimo su Redentor.
36 Mas con su boca le engañaban,
y con su lengua le mentían.
37 Pues su corazón no era leal para con Él,
ni eran fieles a su pacto.
Algunos parecen muy dispuestos a seguir a Dios, como se ve en el versículo 34. Hablan de su fe con elocuencia (Oseas 6:1-3) y hacen exhibición de mucho gozo en la fe (Mateo 13:20-21). Sin embargo, su fe nunca dura. Se vuelven a Dios solamente cuando su pecado ha tenido consecuencias dolorosas (como dice el versículo 34, "Cuando los hería de muerte, entonces le buscaban"). Por ejemplo, pueden parecer honestos, pero solo por temor de ser descubiertos o por un deseo de parecer morales y rectos. Irónicamente, toda su moralidad está basada en un egoísmo profundo. Vienen a Dios para evitar el dolor para ellos mismos, no para darle honra y alegría. Le adulan, pero no lo aman (versículo 36). ¿Estás viviendo una vida decente y moral? ¿Por qué lo haces?
Señor, tu palabra dice que el corazón es engañoso y que nadie puede conocerlo sin la ayuda radical de tu Espíritu. Dame esa ayuda ahora. Desnuda la motivación que hay en el fondo. Muéstrame tu amor y gloria en oración de forma que mi obediencia se convierta en un regalo más agradecido y voluntario. Amén.
-Tim Keller.
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