Salmos 78:1-8
1 Escucha , pueblo mío, mi enseñanza;
inclinad vuestro oído a las palabras de mi boca.
2 En parábolas abriré mi boca;
hablaré enigmas de la antigüedad,
3 que hemos oído y conocido,
y que nuestros padres nos han contado.
4 No lo ocultaremos a sus hijos,
sino que contaremos a la generación venidera las alabanzas del Señor,
su poder y las maravillas que hizo.
5 Porque Él estableció un testimonio en Jacob,
y puso una ley en Israel,
la cual ordenó a nuestros padres
que enseñaran a sus hijos;
6 para que la generación venidera lo supiera, aun los hijos que habían de nacer;
y estos se levantaran y lo contaran a sus hijos,
7 para que ellos pusieran su confianza en Dios,
y no se olvidaran de las obras de Dios,
sino que guardaran sus mandamientos;
8 y no fueran como sus padres,
una generación porfiada y rebelde,
generación que no preparó su corazón,
y cuyo espíritu no fue fiel a Dios.
Este salmo registra la historia de Israel desde su liberación de Egipto hasta el reinado de David. Su lección negativa es que la historia no vuelva a repetirse en las vidas de los que escuchan (versículo 9). La lección positiva es que los creyentes sean marcados por la fe verdadera (versículo 7). No solamente debemos conocer la verdad acerca de quien Dios es, sino confiar en Él desde el corazón y mostrar esta fe salvadora por medio de una vida transformada de obediencia. A través de la historia muchos han honrado a Dios con su comportamiento externo, pero fracasado a la hora de tener corazones convertidos (Isaías 29:13, Jeremías 4:4). ¿Estás cumpliendo solo los rituales de la religión, o has nacido de nuevo?
Señor, puedo obedecerte por obligación, pero eso no te satisfará. Tú quieres mi corazón. Pero como Pablo veo impulsos dentro de mí que te resisten. Reemplaza mi todavía corazón de piedra con un corazón de carne. Ayúdame a amarte y quererte. Amén.
-Tim Keller
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