martes, 24 de marzo de 2020

Salmos 78:26-31 -Tim Keller



Salmos 78:26-31

26 Hizo soplar en el cielo el viento solano,
y con su poder dirigió el viento del sur,

27 Él hizo llover sobre ellos carne como polvo,
aladas aves como la arena de los mares,

28 y las hizo caer en medio del campamento,
alrededor de sus viviendas.

29 Comieron y quedaron bien saciados,
y les concedió su deseo.

30 Antes de que hubieran satisfecho su deseo,
mientras la comida aún estaba en su boca,

31 la ira de Dios se alzó contra ellos
y mató a algunos de los más robustos,
y subyugó a los escogidos de Israel.

Este salmo se refiere a Números 11, donde los israelitas se quejaban de que estaban cansados del maná, la provisión de Dios para su sustento diario. Ansiaban comer carne. Dios les envió una bandada de codornices, pero predijo acertadamente que acabarían aborreciendo lo que habían deseado (Números 11:20). Una de las marcas de las adicciones es su efecto de tolerancia, en el que el adicto necesita dosis cada vez mayores de una droga para conseguir la misma sensación. De manera similar, cualquier cosa aparte de Dios de la que obtengamos significado, cualquier cosa en la que pongamos nuestras esperanzas aparte de Él, va a aburrirnos cada vez más después del éxtasis inicial. Solamente Dios y su amor se hacen cada vez más atrayentes, absorbentes y satisfactorios por siempre.

Señor, confieso que a menudo encuentro que la oración es aburrida y el pecado es fascinante. Pero eso es porque mi mente está distorsionada por el pecado. Solamente tú puedes satisfacer los anhelos más profundos de mi alma. Solamente tú eres eternamente interesante. Me comprometo a encontrarme contigo de forma renovada en la oración y la Palabra. Ayúdame a mantener esta promesa. Amén.

-Tim Keller.

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