Juan 24:49
Y he aquí, yo enviaré sobre vosotros la promesa de mi Padre; pero vosotros, permaneced en la ciudad hasta que seáis investidos con poder de lo alto.
Algunos parecen pensar que están perdiendo el tiempo si esperan en Dios para recibir su poder, y por tanto se ponen a trabajar sin unción y sin poder. Pero después de que Jesús hubiera dicho "Recibid el Espíritu Santo" en Juan 20:22, y haber soplado sobre ellos, dijo: Ahora, esperad en Jerusalén hasta que seáis investidos con poder de lo alto.
Leamos ahora Hechos 1:8.Ciertamente el Espíritu ya les había sido dado, o no podrían haber creído ni podrían haberse mantenido firmes por Dios y haber pasado por lo que pasaron, sufriendo las burlas y enojo de sus amigos, si no hubieran sido convertidos por el poder del Espíritu Santo. Pero veamos lo que Cristo dijo: "recibiréis poder cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros; y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra".
Entonces, el tener el Espíritu Santo en nosotros es una cosa, y tener el Espíritu Santo sobre nosotros es otra; y si estos cristianos hubieran salido directamente a predicar aquí y allá, sin el poder, ¿crees que se hubiera producida la escena del día de Pentecostés? ¿No crees que más bien Pedro se habría levantado allí, diciendo palabras al viento mientras los judíos habrían rechinado sus dientes y se habrían burlado de él? Sin embargo, esperaron en Jerusalén durante diez días. ¿Qué? puedes decir "¡El mundo está pereciendo y los hombres mueren! y ¿he de esperar? Haz lo que Dios te manda". No tiene sentido correr antes de ser enviado, y no tiene sentido intentar hacer la obra de Dios sin el poder de Dios. Una persona sin esta unción, alguien que trabaja sin tener el Espíritu Santo sobre él, está perdiendo el tiempo después de todo.
No vamos a perder nada si esperamos hasta obtener este poder. Ese es el objeto del verdadero servicio, esperar en Dios, esperar hasta que recibamos su poder para dar testimonio. Vemos que, en el día de Pentecostés, diez días después de que Jesucristo fuera glorificado, el Espíritu Santo descendió con poder. ¿Crees que Pedro, Santiago y Juan, y esos apóstoles dudaron desde ese momento? Nunca lo hicieron. Quizás algunos cuestionen la posibilidad de tener el poder de Dios ahora, y que el Espíritu Santo nunca vendrá en una manifestación similar, ni con este poder.
-D.L. Moody
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