sábado, 29 de febrero de 2020

Compartiendo una herencia eterna - John MacArthur

Colosenses 1:12 

dando gracias al Padre que nos ha capacitado para compartir la herencia de los santos en luz.

Quizás hayas tenido la decepcionante y molesta experiencia de recibir un sobre que te identifica como ganador de una enorme suma de dinero u otro fantástico precio, solo para abrirlo y descubrir que no has ganado nada en absoluto. Solo era una estratagema para que participases en un concurso o compraras un producto.

En un mundo lleno de engaño y expectativas que no se cumplen, es maravilloso saber que la verdad e integridad de Dios nunca fluctúan. No solo te ha prometido una herencia eterna, sino que también te ha calificado para compartirla.

La palabra griega que se traduce como "capacitado" en el versículo de hoy significa "hecho suficiente" o "autorizado". "Compartir" se refiere a recibir una porción asignada. La idea es que Dios te ha autorizado a recibir una porción de la bendición que pertenece a todos los que le aman.

En Efesios 1 Pablo dice que tu herencia consiste en toda bendición espiritual en el cielo (versículo 3). Es una herencia gloriosa de la cual el Espíritu Santo es la garantía. En Colosenses 3:24, Pablo la llama una herencia del Señor.

En Colosenses 1:12 la describe como una herencia "en luz", refiriéndose a su carácter y calidad general. La "luz" en el Nuevo Testamento con frecuencia se emplea metafóricamente para referirse a la verdad y la pureza. 1 Juan 1:5 dice: "Dios es luz, y en Él no hay tiniebla alguna". Los creyentes son personas que caminan en la luz. Así pues, una herencia en luz es una piadosa, verdadera y pura, una herencia reservada en el cielo, donde mora Aquel que es Luz.

Tu herencia eterna no es una promesa vacía. Dios la ha asegurado librándote del dominio de las tinieblas y transfiriéndote al reino de Su amado Hijo, en quien tienes la redención, el perdón de pecados (ver Colosenses 1:13-14). Regocíjate en la gracia de Dios y vive hoy como un hijo de la luz.

-John MacArthur

¿Qué es el contentamiento? - Reflexión puritana

1 Timoteo 6:6

Pero la piedad, en efecto, es un medio de gran ganancia cuando va acompañada de contentamiento.

¿Qué es el contentamiento?

(1) Es estar pleno, en oposición a una insatisfacción de la mente que surge de algún vacío o deficiencia. Una persona está contenta cuando su alma es plena porque posee aquello que es adecuado para todos sus deseos y necesidades. La autosuficiencia inherente es algo que solo pertenece a Dios, pero existe una autosuficiencia dependiente, derivada y prestada que posee toda persona que tiene gracia. El que tiene a Dios por su Dios, y que, por tanto, posee el bien universal, tiene todo lo que puede desear o necesitar, y así, en ese sentido prestado, ¡es autosuficiente! Nos hacemos autosuficientes por medio del interés en Dios que nos proporciona el pacto, y luego cuando mejoramos y vivimos en Dios. Hasta que se logra esto, no hay autosuficiencia, solo un camino de vacío, sin contento o satisfacción. El único bien en la criatura es un bien defectuoso y finito, que no puede dar respuesta a los deseos del alma. El corazón está insatisfecho y sin descanso. Pero Dios es un bien perfecto y completo, que lo incluye todo. Si una persona llega a poseer a Dios, queda satisfecha y todos sus deseos reciben respuesta. Teniendo a Dios lo tiene todo, y, por consiguiente, también el contentamiento. Podemos estar contentos con el más pequeño bienestar de una criatura, pero alguien que no tiene a Dios no estará contento en todo.

(2) El contentamiento yace en restringir y moderar nuestros deseos por las posesiones terrenales, de forma que el corazón no esté anhelando más y más, sino que esté bien contento con la proporción asignada por Dios. Es lo opuesto a la codicia. El codicioso nunca piensa tener suficiente; cuanto más tiene, más quiere. El contentamiento suprime estos deseos extravagantes y exhorbitantes, ¡y disfruta de lo que tiene con alegría!

(3) Es una calma mental en cada condición y ocurrencia de la providencia. Cuando a alguien le gusta cualquier cosa que Dios haga con él, se somete con calma, sin angustia ni murmuración, aun cuando frustre sus deseos naturales. Piensa siempre bien de Dios, y de cualquier estado en el que Él se agrade en ponerte.

-Thomas Jacombe

viernes, 28 de febrero de 2020

Salmos 77:1-4 -Tim Keller

Salmos 77:1-4

1 Mi voz se eleva a Dios, y a Él clamaré;
mi voz se eleva a Dios, y Él me oirá.

2 En el día de mi angustia busqué al Señor;
en la noche mi mano se extendía sin cansarse;
mi alma rehusaba ser consolada.

3 Me acuerdo de Dios, y me siento turbado;
me lamento, y mi espíritu desmaya. 

4 Has mantenido abiertos mis párpados;
estoy tan turbado que no puedo hablar.

El salmista está sufriendo algún sufrimiento o angustia que no nombra. En respuesta a esto, medita (versículos 3, 6, 11 y 12). La palabra "meditar" puede traducirse como "musitar", que, a su vez, es una palabra relacionada con "música". Cuando ponemos palabras en la música, estas van directas al corazón. Cuando meditamos, introducimos la verdad hacia abajo hasta que afecta al corazón. Esta es la clave para manejar las dificultades. El salmista no está siendo simplemente estoico. No está apretando sus dientes hasta que la tormenta pase. Tampoco está simplemente aireando sus sentimientos. Está redirigiendo sus pensamientos y sentimientos hacia la verdad acerca de Dios. Su primer esfuerzo aquí en los versículos del 1 al 4 no parece haber ayudado mucho. Así pues, esto no es un trabajo que se realice en un momento. El aprendizaje lleva toda una vida.

Señor, tus discípulos te pidieron que les enseñaras a orar, pero yo también te pido que me enseñes a meditar en tu Palabra. Dame la paciencia y los hábitos mentales que puedan marcar y notar, hacer que pruebe y aprecie, que digiera internamente tus palabras. Que ellas habiten ricamente en mí. Amén.

-Tim Keller

miércoles, 26 de febrero de 2020

Ajustados para cumplir su voluntad

Hebreos 13:20-21

20 Y el Dios de paz, que resucitó de entre los muertos a Jesús nuestro Señor, el gran Pastor de las ovejas mediante la sangre del pacto eterno, 21 os haga aptos en toda obra buena para hacer su voluntad, obrando Él en nosotros lo que es agradable delante de Él mediante Jesucristo, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Esta oración al final de la carta a los hebreos es hermosa. La frase "os haga aptos en toda obra buena para hacer su voluntad" significa literalmente "os ajuste en toda buena obra".

Ser ajustados es una gran cosa. Ajustarnos a nuestro entorno y circunstancias, en lugar de tratar que ellas se ajusten a nosotros. Ajustarnos a las personas con las que estamos. Ajustarnos a la obra que Dios tiene para nosotros, no intentando hacer que Dios nos ayude a nosotros a hacer nuestro trabajo. Ajustarnos para cumplir la voluntad y el plan de Dios para nosotros en toda nuestra vida. Esta es el descanso secreto, el poder y la libertad en toda obra espiritual.

Lléname con tu plenitud, Señor
hasta que rebose mi corazón
que con pensamientos encendidos y relucientes palabras
cuente de tu amor, y muestre mi alabanza
Oh, úsame Señor, úsame incluso a mí
como quieras, cuando quieras, donde quieras
hasta que tu bendito rostro vea,
y hasta que en tu reposo, tu gozo y tu gloria sea.

-A.B Simpson

Edificando sobre los fundamentos -R.C. Sproul


Hebreos 6:1-3

1 Por tanto, dejando las enseñanzas elementales acerca de Cristo, avancemos hacia la madurez, no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas y de la fe hacia Dios, 2 de la enseñanza sobre lavamientos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno. 3 Y esto haremos, si Dios lo permite.

Descartes dudaba de todo lo que podía dudar hasta que llego al punto donde se dio cuenta de que había algo de lo que no podía dudar. No podía dudar de que estaba dudando. Dudar de que estaba dudando demostraba que tenía dudas sin ninguna duda.

Desde esa premisa de que la duda era indudable, Descartes apeló a la certeza formal de las leyes de inferencia inmediata. Utilizando una deducción impecable, concluyó que dudar exigía que estuviera pensando, ya que los pensamientos son necesarios para dudar. Desde ahí, quedó a un corto paso de su famoso axioma "pienso, luego existo". Finalmente, Descartes llegó a la certeza, a la seguridad de su propia existencia.

La lección que aprendemos de Descartes es la siguiente: Cuando nos vemos asaltados por las dudas, es el momento de buscar diligentemente los principios que son ciertos. Edificamos sobre el fundamento de lo que sabemos que es seguro. Esto afecta a toda la estructura de la apologética, que es cuestión de orden.

Reflexiona en los principios fundamentales de Hebreos 6:1-3. ¿Tienes un buen entendimiento de dichos principios?

-R.C Sproul

martes, 25 de febrero de 2020

La inconstancia de nuestros pensamientos

Mateo 26:33

Entonces Pedro, respondiendo, le dijo: Aunque todos se aparten por causa de ti, yo nunca me apartaré.

El ser humano cambia, y ¡cuán infinita distancia existe entre el hombre y un Dios inmutable! Esto nos llevaría a abatirnos bajo nuestro sentimiento de no ser nada en la presencia del Creador. En la caída, el hombre fue herido en su cabeza y en el corazón. La herida en la cabeza lo hizo inestable en la verdad, y la del corazón inestable en sus emociones. Esto lo convierte en un barco sin piloto y sin velas, llevado de aquí para allá por cada soplo de viento. Nos tambaleamos entre Dios y Baal. Mientras estamos proponiéndonos algo, miramos hacia atrás a Sodoma. En ocasiones nos vemos elevados con intenciones celestiales y abandonamos por el momento nuestras preocupaciones terrenales. Nuestras resoluciones son como letras sobre el agua. Amamos a Cristo hoy como Juan, y lo traicionamos como Judas mañana. Estamos resueltos a ser ángeles santos en la mañana, y cuando llega la tarde, esta nos contempla como impuros demonios. Pedro juró lealtad, y casi con el mismo aliento juró en contra de Él. La carne pone su deseo contra el Espíritu, y el Espíritu contra la carne. Hasta en una persona buena ¡cuán a menudo se encuentra un letargo espiritual! A pesar de que no habla mal de Dios abiertamente, no siempre lo glorifica. No abandona la verdad, pero no busca el descanso en ella. ¡Qué difícil es hacer que nuestros pensamientos y afectos se mantengan en su puesto! Si los dirigimos hacia algo bueno, estarán volando alejándose como un pájaro de rama en rama. ¡Esto es algo que debería preocuparnos! Aunque podamos finalmente permanecer en la verdad, y envolver nuestros propósitos con una firme red, y aunque el Espíritu pueda triunfar sobre la carne en nuestra práctica, deberíamos lamentarnos por la inconstancia de nuestra naturaleza. La estabilidad que tenemos nos viene de la gracia. ¡Qué contrario es esto al inmutable Dios, que siempre es el mismo! Y Él quiere que fuéramos iguales en nuestras promesas de fe y nuestras resoluciones para bien.

-Stephen Charnock

sábado, 22 de febrero de 2020

Salmos 76:7-12 - Tim Keller

Salmos 76:7-12 


7 Tú, solo tú, has de ser temido;
¿y quién podrá estar en pie en tu presencia en el momento de tu ira?

8 Hiciste oír juicio desde los cielos;
temió la tierra y enmudeció

9 al levantarse Dios para juzgar,
para salvar a todos los humildes de la tierra.

10 Pues el furor del hombre te alabará;
con un residuo de furor te ceñirás.

11 Haced votos al Señor vuestro Dios, y cumplidlos;
todos los que están alrededor de Él traigan presentes al que debe ser temido.

12 Él cortará el espíritu de los príncipes;
temido es por los reyes de la tierra.

El versículo 10 es muy interesante. No es solo que todos los esfuerzos para rebelarse o derrotar a Dios acabarán cumpliendo el plan del Señor al final (Génesis 50:20; Hechos 4:27-28), sino que solo harán que el gozo y la gloria final del mundo renovado y del pueblo de Dios sean mayores. Esa será la derrota definitiva del mal. El mayor ejemplo es la muerte de Jesús. Hechos 2:23 dice " a este, entregado por el plan predeterminado y el previo conocimiento de Dios, clavasteis en una cruz por manos de impíos y le matasteis". Esto ciertamente nos lleva a temerle, a maravillarnos de su grandeza, y a someternos a su señorío.

Señor haznos tener un temor y amor perpetuo por tu santo nombre, porque tú nunca fallas en ayudar y gobernar a aquellos que levantas en tu misericordia. Concédenos esto por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

-Tim Keller

viernes, 21 de febrero de 2020

Una ayuda para la memoria - D.L. Moody

Juan 14:26

Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho


Esto es impactante. Creo que muchos cristianos han tenido la siguiente experiencia: Han estado testificando y, mientras hablaban para Cristo, el Espíritu ha traído a su mente algunos de los dichos del Señor, llenando su mente con la Palabra de Dios. Cuando hemos tenido al Espíritu descansando sobre nosotros, podemos hablar con autoridad y poder, y el Señor bendice nuestro testimonio y nuestra obra. Creo que el motivo por el que Dios utiliza a tan pocos en la iglesia es porque en ellos no existe el poder que Dios puede utilizar. Él no va a usar nuestras ideas, sino que hemos de tener la Palabra de Dios escondida en nuestros corazones, y es entonces cuando, al inflamarnos el Espíritu Santo, tendremos un testimonio que será rico, dulce y fresco, y que la voluntad del Señor se vindicará a sí misma con resultados benditos. Dios nos quiere usar; Dios quiere convertirnos en canales de bendición, pero estamos en una condición en la que no nos usa.

Ese es el problema. Existen muchas personas que no tienen testimonio por el Señor. Si hablan, hablan sin decir nada, y si oran, su oración no tiene poder. No ruegan cuando oran, sino que su oración son unas cuantas frases establecidas que hemos escuchado con demasiada frecuencia. Lo que necesitamos es estar llenos de la Palabra, para que cuando el Espíritu venga sobre nosotros las traiga a la mente, nos haga recordar las palabras del Señor Jesús.

-D.L. Moody

El poder en la alabanza

2 Crónicas 20:22-23

22 Y cuando comenzaron a entonar cánticos y alabanzas, el Señor puso emboscadas contra los hijos de Amón, de Moab y del monte Seir, que habían venido contra Judá, y fueron derrotados. 23 Porque los hijos de Amón y de Moab se levantaron contra los habitantes del monte Seir destruyéndolos completamente, y cuando habían acabado con los habitantes de Seir, cada uno ayudó a destruir a su compañero.

El rey Josafat y el pueblo de Judá fueron invadidos por un gran ejército de moabitas y amonitas. Muy preocupado, el Rey guió al pueblo a un ayuno y oración delante del Señor. En esa reunión, un hombre de Dios profetizó que sería el Señor mismo quien pelearía la batalla por ellos. Cuando los judíos salieron a encontrarse con el ejército invasor, Josafat colocó a los cantores del templo en la vanguardia de sus fuerzas. Ellos cantaron "Dad gracias al Señor, porque para siempre es su misericordia". En el mismo instante en que comenzaron a cantar y alabar al Señor, sucedió lo que dicen nuestros versículos de hoy.

Uno de los muchos detalles interesantes de esta historia es que cuando Josafat puso a los cantores del templo al frente de los judíos, y estos empezaron sus canciones de alabanza, los ejércitos invasores comenzaron a destruirse a ellos mismos. Aparentemente, el punto de este detalle es que la prioridad que los judíos colocaron en la alabanza movió a Dios a pelear por ellos.

Este detalle nos recuerda otra historia acerca de la prioridad de la alabanza. Hechos 16 relata la historia de Pablo y Silas en prisión. Aunque habían sido azotados con severidad, oraron y cantaron a Dios. En ese mismo instante un terremoto agitó la prisión, las puertas se abrieron, y las cadenas de los prisioneros cayeron. Una vez más, la alabanza movió a Dios a actuar.

¿Esto quiere decir que hemos descubierto el ritual religioso que moverá los cielos a nuestro favor? Solo hay que encontrar cantantes, hacer sonar la banda, y ver cómo los problemas se derriten. Pero Dios, por supuesto, no puede ser controlado o manipulado. Ni siquiera con la alabanza. Él es soberano sobre todo. No puedes forzarlo a que haga nada.

Sin embargo, estas historias muestran que la alabanza y la adoración han de tener un lugar prioritario en medio de nuestros problemas. Antes de hacer otra cosa, deberíamos alabar y adorar al Señor. A Dios le agrada que acudamos primero a Él.

Existe poder en la alabanza y la adoración. No son simples formalidades.

-Traducido del devocional Living His Word

jueves, 20 de febrero de 2020

Meditaciones en la aflicción - John Flavel

2 Corinitos 1:3

Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación,

En las providencias tristes que nos afligen, veamos también a Dios como autor de ellas. Considera, en primer lugar, que Dios es soberano e infinitamente superior a ti. Tú y todo lo que tienes llegó a existir porque le plació, y es natural que estemos en sumisión a su voluntad. Su soberanía se muestra gloriosamente en sus eternos decretos y en sus providencias temporales. Podía habernos colocado como una lombriz o el más miserable entre los seres humanos. Podríamos habernos perdido por la eternidad y ser desgraciados para siempre. ¿No nos calmará esto bajo las aflicciones comunes de esta vida?

En segundo lugar, pon ante tus ojos la gracia y bondad de Dios. Visualiza como pasa delante de ti y proclama su nombre "El Señor, compasivo y clemente". Estas son dos misericordias que en ocasiones se ven eclipsadas por la oscura aflicción que recae sobre los santos en sus preocupaciones temporales, es decir, la clemencia en este mundo y la compasión que salva en el que vendrá. Si el Señor nos ha quitado algo, podía haberlo quitado todo. ¿Somos afligidos? es una misericordia el no haber sido destruidos. Si consideramos las misericordias temporales y espirituales, las admiraríamos en lugar de quejarnos por su severidad.

En tercer lugar, observa la sabiduría de Dios en todas tus aflicciones. el tipo de aflicción, el que sea esta y no otra, el momento, que sea ahora y no en otra época. El grado, que sea solo en esta medida, y no en un grado mayor. Los apoyos, que no quedes sin ninguna ayuda. El resultado, que son por tu bien, y no para arruinarte. En esto veremos grandes motivos para tener calma y estar bien satisfechos bajo la mano de dios.

En cuarto lugar, veamos la fidelidad del Señor ante nosotros bajo la más triste providencia, y su completa suficiencia. Veamos que hay suficiente en Él, a pesar de lo que se haya ido. Su fuente siempre está llena. Mira hacia Él que es la roca de los siglos, siempre la misma. ¡Dios sigue siendo lo que era, y sigue estando donde estaba!

-John Flavel

miércoles, 19 de febrero de 2020

Salmos 76:1-6 - Tim Keller

Salmos 76:1-6

1 Dios es conocido en Judá;
grande es su nombre en Israel.

2 En Salem está su tabernáculo,
y en Sión su morada.

3 Allí quebró las saetas encendidas del arco,
el escudo, la espada y las armas de guerra. 

4 Resplandeciente eres,
más majestuoso que los montes de caza.

5 Fueron despojados los fuertes de corazón;
durmieron su sueño,
y ninguno de los guerreros pudo usar sus manos.

6 A tu reprensión, oh Dios de Jacob,
auriga y caballo cayeron en profundo sueño.

El caballo y el carro representaban la última tecnología en la guerra moderna. Un soldado de a pie no podía enfrentarse a ellos y ganar. Pero Dios es infinitamente más poderoso que cualquier fuerza humana (versículo 5). Uno de los temas más grandes de la Biblia es que Dios lucha por nosotros contra nuestros enemigos. Cuando el texto dice que Dios solo tiene que reprender un ejército para acallarlo (versículo 6), pensamos en Cristo calmando la tormenta con una palabra (Marcos 4:39). Los cristianos saben que Jesús vino a luchar contra nuestros más grandes enemigos (el pecado y la muerte), yendo a la cruz. En todo peligro Él nos protege, y o bien el estará con nosotros o nosotros estaremos con Él, así que todo estará bien.

Señor, te alabo por ser un Dios majestuoso y resplandeciente. Eres infinitamente importante, y todo lo demás es periférico. Tú eres eternamente sólido, y lo demás es pasajero. No permitas que quede embelesado por el poder y la belleza humanos. Amén.

-Tim Keller.

martes, 18 de febrero de 2020

Una oración para piedad - John MacArthur

Filipenses 1:9

Y esto pido en oración: que el amor de ustedes abunde aún más y más en conocimiento verdadero y en todo discernimiento.

Frecuentemente las oraciones de Pablo reflejaban su preocupación porque sus lectores maduraran espiritualmente. Esto es algo imposible sin oración, porque el crecimiento espiritual depende del poder del Espíritu Santo, al cual se accede mediante la oración.

La oración es tan vital que Jesús instruyó a sus discípulos a que oraran en todo tiempo en Lucas 18:1. Pablo nos ordena "orar sin cesar" en 1 Tesalonicenses 5:17. Pedro dijo "Sean pues prudentes y de espíritu sobrio para la oración" (1 Pedro 4:7).

Las Escrituras contienen muchos otros mandatos a la oración, pero la verdadera prueba de tu espiritualidad es tu compulsión a orar, no simplemente la obediencia a los mandamientos. Como cristiano, existes en un reino espiritual en el que la oración es tan natural como lo es respirar en el reino natural. Tal y como la presión atmosférica ejerce fuerza sobre tus pulmones obligándote a respirar, tu entorno espiritual te obliga a orar. Resistir cualquiera de estos  impulsos lleva a resultados devastadores.

Cuanto más veas la vida a través de los ojos de Dios, más te verás guiado a orar. En ese sentido tus oraciones revelan tu nivel de madurez espiritual. Pablo oraba con urgencia día y noche porque compartía el amor de Dios por Su pueblo y Su preocupación por su madurez espiritual.

Examina tus oraciones. ¿Oras porque sientes que es tu deber o te sientes inclinado a orar? ¿Oras con poca frecuencia o con brevedad? ¿Se centran tus oraciones en tus propias necesidades o en las necesidades de otros? Estas importantes preguntas indican tu nivel de madurez espiritual y proporcionan pautas para realizar los cambios necesarios en tu vida de oración.

-John MacArthur

lunes, 17 de febrero de 2020

¿Cómo escuchamos? - A.W. Tozer

Salmos 85:8

Escucharé lo que dirá Dios el Señor,
porque hablará paz a su pueblo, a sus santos;
pero que no vuelvan ellos a la insensatez.

El Dios viviente ha hablado a la humanidad perdida de varias maneras. La respuesta general entre nosotros ha sido: "No hemos escuchado Su voz, no hemos escuchado nada". Juan registró en su evangelio las reacciones de una audiencia de personas que escuchó de manera audible hablar a Dios. Cuando Jesús habló de su futura muerte y pidió a Dios que glorifica Su nombre a través de la misma, "vino una voz del cielo [diciendo]: Lo he glorificado, y lo glorificaré otra vez" (Juan 12:28).

Y, ¿cuál fue la reacción de los que estaban allí? Juan 12:29 dice "la multitud que estaba allí, y había oído la voz, decía que había sido un trueno. Otros decían: Un ángel le ha hablado". La gente prefiere su propia lógica, sus poderes de razonamiento. Incluso cuando Dios habla, se niegan a reconocer Su voz. No confiesan que Dios ha hablado por medio de Jesucristo, el Hijo eterno. Cuando este confronta a las personas con su pecado, consultan con un psiquiatra y esperan poder "ajustar" sus personalidades. Pero llegará un día en que toda rodilla se doble y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor de todo.

Señor, enséñame a valorar tu voluntad por encima de la mía. Hazme receptivo y que responda a lo que mandas.

-A.W. Tozer

domingo, 16 de febrero de 2020

Conocimiento interno de Dios



Daniel 11:32

Con lisonjas seducirá a los violadores del pacto; mas el pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará

Toma a alguien que conozca a Dios internamente, mística y espiritualmente por su unión con Dios y por tener una comunión celestial con Él, y esa persona actuará fuertemente y con valor por Dios. Si tomamos a un cristiano que solo se haya alimentado de nociones y que sea capaz de hablar bien, pero que no tenga un conocimiento interno de Dios por la experiencia, nunca lo hallaremos culpable de hacer cosas gloriosas por Dios y sus santos. No. "El pueblo que conoce a su Dios" se refiere a un conocimiento espiritual, interno de Él, y conocerle le capacitará para esforzarse y actuar.

Oh si Dios levantara parlamentarios, soldados, si levantara gente en la ciudad y por todo el reino con más conocimiento interno, con una mayor familiaridad espiritual, entonces encontraríamos que actuarían de una forma mucho más gloriosa. Pero por falta de ese conocimiento interno y espiritual de Dios esos hombres son traicioneros, viles, infieles y prueban ser apóstatas, neutros y como nada. Si has de hacer cosas gloriosas y honorables asegúrate de esto, que tienes un conocimiento interno y una familiaridad espiritual con Dios, y esto te capacitará para esforzarte y actuar.

-Adaptado de un sermón por Thomas Brooks

sábado, 15 de febrero de 2020

Salmos 75:6-10 - Tim Keller

Salmos 75:6-10

6 Porque ni del oriente ni del occidente,
ni del desierto viene el enaltecimiento;

7 sino que Dios es el juez;
a uno humilla y a otro ensalza.

8 Porque hay un cáliz en la mano del Señor, y el vino fermenta,
lleno de mixtura, y de este Él sirve;
ciertamente lo sorberán hasta las heces y lo beberán todos los impíos de la tierra.

9 Pero yo lo anunciaré para siempre;
cantaré alabanzas al Dios de Jacob.

10 Quebraré todo el poderío de los impíos,
pero el poderío del justo será ensalzado.

En las imágenes bíblicas, un cáliz o copa significaba una experiencia penosa. El cáliz lleno de vino que fermenta, es el de la ira divina sobre los que hacen mal, la experiencia final de infinito castigo que hizo que incluso el corazón del Hijo de Dios se angustiara (Mateo 26:42). Aun así Jesús abrazó la voluntad de Dios en la cruz y bebió el cáliz por nosotros, sabiendo que sin importar lo aterrador que fuera, el gozo por estar con nosotros se encontraría al otro lado. Nosotros somos su recompensa (ver Isaías 40:10). Cuando nos enfrentamos en nuestra vida con algún aspecto de la voluntad de Dios del que quisiéramos huir, hemos de abrazarnos estrechamente a Jesús y susurrar "Hágase tu voluntad". Entonces podemos esperar el gozo de estar con Él.

Padre, no puedo comenzar a alabar y agradecerte por tu inestimable regalo. Porque Cristo, mi amado Salvador, bebió el vino de tu fiera ira. Qué amarga copa debería yo, si Él no hubiera bebido esa copa por mí.

Amén

-Tim Keller

viernes, 14 de febrero de 2020

Nuestros pensamientos son suyos - John Wesley


Escuchar en audio aquí

1 Corintios 6:19

¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?


Dios nos ha confiado nuestras almas, nuestros cuerpos, nuestros bienes y cualquier otro talento que hayamos recibido. En primer lugar, nos ha confiado nuestra alma, un espíritu inmortal creado a la imagen de Dios, junto con todos los poderes y facultades que hay en ella: entendimiento, imaginación, memoria, voluntad, y un curso de afectos, ya sean incluidos en ella o que dependen de ella estrechamente: amor y odio, gozo y tristeza. Con respecto al presente, conciencia del bien y el mal, deseo y aversión. Con respecto al futuro, esperanza y temor. Todo esto Pablo parece incluirlo en dos palabras cuando dice: "La paz de Dios guardará vuestros corazones y vuestras mentes". Quizás ciertamente, la última palabra "nohma" podría traducirse como pensamientos si tomamos la palabra en su sentido más extenso, significando cada percepción de la mente, ya sea activa o pasiva.

Ciertamente de todo esto solo somos administradores. Dios nos ha confiado poderes y facultades, no para que las empleemos de acuerdo a nuestra propia voluntad, sino de acuerdo a las órdenes expresas que nos han sido dadas. Aunque también es cierto que, al hacer su voluntad, en efecto estamos asegurando nuestra propia felicidad, ya que solo en ella podemos ser felices ya sea en el momento presente o en la eternidad. Así pues, hemos de emplear nuestro entendimiento, nuestra imaginación, nuestra memoria, todo para la gloria de Aquel que nos las dio. Nuestra voluntad ha de ser completamente entregada a Él, y todos nuestras emociones han de regularse como Él dirige. Hemos de amar y aborrecer, regocijarnos o entristecernos, desear y rechazar, esperar y temer de acuerdo a las reglas que prescriben lo que somos y a quién debemos servir en todas las cosas. Incluso nuestros pensamientos no son nuestros en este sentido. No están a nuestra disposición, sino que de cada movimiento de nuestra mente somos responsables ante nuestro gran Señor.

-John Wesley

Lectura recomendada: La vanidad de los pensamientos, por Thomas Goodwin

jueves, 13 de febrero de 2020

Oración y humildad

Lucas 18:14

Os digo que este descendió a su casa justificado pero aquel no; porque todo el que se ensalza será humillado, pero el que se humilla será ensalzado.

Dios valora mucho la humildad de corazón. Es bueno ser revestido de humildad como con un ropaje. Está escrito que "Dios resiste al orgulloso, pero da gracia al humilde". Lo que lleva al alma que ora cerca de Dios es la humildad de corazón. Lo que da alas a la oración es la humildad de pensamiento. Aquello que da un acceso bien dispuesto al trono de gracia es humillarse a uno mismo. El orgullo, la autoestima, la alabanza propia cierran la puerta de la oración. Aquel que viene a Dios debe acercarse a Él sin tener en vista a su propio yo. No debe estar sacando pecho con presunción, ni sobreestimar sus virtudes y buenas obras.

La humildad es una gracia cristiana que es escasa y de gran valor en la corte celestial, una condición para entrar y que es inseparable de la oración efectiva. Da acceso a Dios cuando otras cualidades fallan. Se necesitan muchas descripciones para detallarla y muchas definiciones para definirla. Es una gracia escasa y retirada. Su retrato pleno solamente se encuentra en el Señor Jesucristo. Nuestra oraciones han de humillarse antes de que puedan elevarse. Deben tener mucho polvo en ellas antes de que tengan mucha de la gloria de los cielos en ellas. En la enseñanza de nuestro Señor, la humildad tiene tanta prominencia y es una característica tan distintiva de su carácter, que dejarla fuera de su lección en la oración sería algo muy poco apropiado, inadecuado con su carácter, y no encajaría en su sistema de fe.

El orgullo de HACER esparce su veneno a través de nuestras oraciones. El mismo orgullo de SER infecta todas nuestras oraciones, sin importar cuan bien elijamos las palabras. Fue esta falta de humildad, este aplauso a sí mismos, esta exaltación propia la que evitó que la mayoría de las personas religiosas de los tiempos de Cristo fueran aceptadas por Dios. Y es eso mismo lo que evitará que en el día de hoy seamos aceptados por Él.

- E.M. Bounds

miércoles, 12 de febrero de 2020

Meditando sobre sus misericordias -John Flavel

2 Corintios 1:3

Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación,

Cuando observes la providencia, asegúrate de ver a Dios como autor de ella. Sin la dirección de Dios, no existe misericordia o consuelo que pueda llegar a tus manos. No es suficiente con reconocerle de una manera general, así que toma nota de los siguientes particulares.

Primero: Pon tus ojos en cómo Dios te está cuidando. El tiene cuidado de ti (1 Pedro 5:7), sabe cuál es tu necesidad (Mateo 6:32), no te preocupes (Filipenses 4:6)

En segundo lugar: Pon tus ojos en la sabiduría de Dios a la hora de dispensar sus misericordias sobre ti. Toma nota de lo adecuadas y oportunas que son de acuerdo a tu condición. Cuando uno de nuestros consuelos se elimina, surge otro en su lugar. Así fue Isaac consolado en Rebeca después de la muerte de su madre (Génesis 24:67).

En tercer lugar: Mira la gracia de Dios en sus providencias, sí, mira las riquezas de gracia en cada consuelo que da a unas criaturas tan viles e indignas como somos. Mira cómo eres abrumado por la más pequeña de tus misericordias (Génesis 32:10).

En cuarto lugar: Mira la condescendencia de Dios a tus peticiones por esas misericordias (Salmos 34:6). Esta es la parte más dulce de cualquier deleite: que Dios ha contestado nuestras oraciones. Esto inflama enormemente el alma de amor a Dios (Salmos 116:1).

En quinto lugar: Observa el plan de Dios en todos tus consuelos. No son enviados para satisfacer las ansias de tus apetitos sensuales, sino para avivarte y capacitarte para un desempeño más alegre de tu deber (Deuteronomino 28:47).

En sexto lugar: Fíjate en la manera en que tus misericordias te son transmitidas; fluyen hacia ti por medio de la sangre de Cristo y el pacto de gracia. Las misericordias derivan su dulzura del canal por medio del cual llegan a nosotros.

En séptimo lugar: Distingue la bondad de Dios en todo lo que disfrutas en tu vida. ¿A cuántos miles que son mejores que tú le son negadas todas esas cosas que disfrutas?

Finalmente, observa que todas estas cosas te son asignadas para refrescarte en tu camino hacia una misericordia mucho mejor. ¡Las mejores misericordias están reservadas todavía para el final!

-John Flavel

martes, 11 de febrero de 2020

Salmos 75:1-5 - Tim Keller

Salmos 75:1-5

1 Te damos gracias, oh Dios, te damos gracias,
pues cercano está tu nombre;
los hombres declaran tus maravillas.

2 [Dices:] Cuando yo escoja el tiempo oportuno,
seré yo quien juzgará con equidad.

3 Tiemblan la tierra y todos sus moradores,
mas yo sostengo sus columnas.

4 Dije a los orgullosos: No os jactéis;
y a los impíos: No alcéis la frente;

5 no levantéis en alto vuestra frente;
no habléis con orgullo insolente.

Hoy en día nuestro discurso público está repleto de lenguaje acerca de cómo las tecnologías, las políticas o las ideas "cambiarán el mundo". Desde nuestro punto de vista, son los más brillantes, poderosos y ricos lo que establecen el curso de los sucesos. Sin embargo, Dios dice que es Él quien "sostiene las columnas", el que literalmente mantiene unido el mundo (Hechos 17:28, Hebreos 1:3). Todo talento humano (Santiago 1:17), sabiduría (Romanos 2:14-15) y éxito (Mateo 5:45) son dones que vienen de Él. Él controla todo lo que sucede en la historia, e incluso los más poderosos solo terminan cumpliendo los propósitos de Dios (versículo 2 y ver Juan 19:11). Por tanto, no hemos de ser arrogantes y pensar que somos competentes para llevar nuestras propias vidas. No lo somos.

Señor, te alabo porque eres soberano sobre todo. Esto es amenazador, porque no tengo control sobre mi vida. Sin embargo es consolador, porque no puedo mantener en pie mi vida, sino que debo descansar en ti. Aclara mi visión para ver esta verdad y recibir su desafío y consuelo cada día. Amén.

-Tim Keller

lunes, 10 de febrero de 2020

Tomando la cruz - John Wesley

Lucas 9:23

Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame.

El "tomar la cruz" difiere un poco de "soportar la cruz". Se puede decir con propiedad que "soportamos la cruz" cuando sufrimos algo que viene sobre nosotros sin elegirlo, y lo hacemos con mansedumbre y resignación. Sin embargo, no se puede decir que estemos "tomando la cruz" a menos que voluntariamente suframos lo que estaría en nuestras manos evitar, cuando voluntariamente abrazamos la voluntad de Dios, aunque sea contraria a la nuestra. Cuando elegimos lo que es doloroso porque es la voluntad de nuestro sabio y misericordioso Creador.

A todo discípulo de Cristo le corresponde tomar, así como soportar, su cruz. Ciertamente, en cierto sentido, no es suya solamente, sino que es una cruz común a él y a muchos otros ya que no hay tentación que caiga sobre alguno que no sea humana. Pero en otro sentido, y considerando todas las circunstancias, la cruz es suya, particular de él mismo. Es algo preparado por Dios para él, es algo dado por Dios a él, como símbolo de su amor. Y si la recibe como tal, después de haber utilizado los medios que la sabiduría cristiana prescribe para evitar la presión, el discípulo queda como barro en manos del alfarero; la cruz que toma es dispuesta y ordenada por Dios para su bien, tanto en relación con la cualidad de la misma, como en su cantidad y grado, su duración y cualquier otra circunstancia.

En todo esto podemos pensar con facilidad que nuestro bendito Señor actúa como médico de nuestras almas, no solo porque le agrade sino "para nuestro bien, para que participemos de su santidad". Si al escarbar en nuestras heridas nos provoca dolor, solo es para sanarlas. Corta lo que está putrefacto o enfermo para preservar lo que está sano. Y si libremente (cuando se da la situación) elegimos perder un miembro antes que dejar que todo el cuerpo perezca, cuánto más elegiremos, figuradamente, cortarnos la mano derecha por encima de que toda el alma sea echada al infierno.


-John Wesley (Traducido de un sermón en wesley.nnu.edu/john-wesley/the-sermons-of-john-wesley-1872-edition/sermon-48-self-denial/)

domingo, 9 de febrero de 2020

Arraigados en la verdad

Salmos 25:4-10

4 Señor, muéstrame tus caminos,
y enséñame tus sendas.

5 Guíame en tu verdad y enséñame,
porque tú eres el Dios de mi salvación;
en ti espero todo el día.

6 Acuérdate, oh Señor, de tu compasión y de tus misericordias,
que son eternas.

7 No te acuerdes de los pecados de mi juventud ni de mis transgresiones;
acuérdate de mí conforme a tu misericordia, por tu bondad, oh Señor.

8 Bueno y recto es el Señor;
por tanto, Él muestra a los pecadores el camino.

9 Dirige a los humildes en la justicia,
y enseña a los humildes su camino.

10 Todas las sendas del Señor son misericordia y verdad
para aquellos que guardan su pacto y sus testimonios.

Si dejamos que las verdades de las Escrituras llenen nuestras mentes, guarden nuestras emociones, e influencien nuestra conducta, Dios nos recompensará ricamente. Hablo de bendiciones espirituales (aunque Él en ocasiones también elige bendecirnos materialmente). Al leer y meditar sobre su Palabra, aprenderás a entender sus caminos. Esto no es algo que podemos deducir por nosotros mismos, porque sus caminos no son como los nuestros. Son más altos, más grandes, eternos.

También tu relación con el Señor se hará cada vez más íntima ya que él elige revelarse a aquellos que le buscan y obedecen sus instrucciones. Cuando ves que Dios siempre cumple sus promesas, tu confianza en su fidelidad se disparará. No importa cual sea la situación, sabrás que puedes confiar en Él. Él transformará tus preocupaciones en una gozosa anticipación de lo que va a hacer en tu vida. Incluso si te esperan tiempos duros, estarás convencido de que el Señor obrará en ellos para bien.

Una vida arraigada en la verdad es poderosa. Aquellos que viven según la Palabra desarrollan un discernimiento espiritual que guía sus decisiones y los resguarda contra el engaño. Dado que demuestran sabiduría y piedad, el Señor los capacita para impactar a otros. Como sabe que puede confiar en ellos, también les da mayores responsabilidades y oportunidades para servir en Su reino.

Estando todo esto a nuestra disposición, ¿No sería sabio invertir nuestro tiempo y energía en edificar la verdad de la palabra de Dios en nuestras vidas? Otras actividades que claman por nuestra atención parecen ser importantes o placenteras, pero ninguna de ellas puede ofrecernos las riquezas espirituales de una vida arraigada en la verdad.

-Charles Stanley

sábado, 8 de febrero de 2020

Pasa tus situaciones por la palabra

Josué 23:14

... ninguna de las buenas palabras que el Señor vuestro Dios habló acerca de vosotros ha faltado...

Cuando observes la providencia, toma nota especial de la Palabra de Dios que se cumple y se hace buena para ti. Es una clara verdad que todas las providencias tienen relación con la palabra escrita. Salomón reconoce que las promesas y providencias de Dios marcharon paso a paso en la vida de su padre David todos sus días, y que la mano del Señor cumplió todo lo que su boca había hablado (ver 1 Reyes 8:24). Del mismo modo sucedió con Josué, que observó la relación entre las obras de Dios y su palabra, encontrándolas en una armonía exacta. Consideremos por tanto la palabra de Dios cuando revisemos la providencia. Esto tiene dos ventajas.

En primer lugar, esto confirma grandemente la verdad de las Escrituras, al ver la verdad manifestarse en los distintos sucesos. ¡Qué gran confirmación tenemos ante nuestros ojos!

En segundo lugar, esto nos instruye abundantemente en nuestras presentes obligaciones bajo todas las providencias. La palabra interpreta las obras de Dios. La providencia en sí misma no es un guía perfecto, ya que nos ofrece rompecabezas y enreda nuestros pensamientos. Pero si la llevamos hacia la Palabra, nuestro deber se hará claramente manifiesto. ¡Lleva las situaciones, las providencias por las que has pasado o por las que estás pasando, a la palabra de Dios, y te encontrarás rodeado de una luz maravillosa! La palabra de Dios es el único apoyo y alivio para un alma que tiene la gracia, pero está pasando por un día oscuro de aflicción. ¿Acaso esto no es una verdad que es atestiguada por mil experiencias innegables? Desde ahí, los santos pudieron sacar sus tónicos cuando desfallecían bajo la vara. Una palabra de Dios puede hacer más que diez mil palabras de los hombres para aliviar un alma angustiada. Cuando la providencia nos dirige hacia tales promesas como que el Señor está con nosotros en la angustia (Salmos 91:15) o hacia la paz interior de Dios (Juan 16:33) o al bendito fruto en todas las cosas (Romanos 8:28), ¡Qué descanso y alivio nos asegura! ¡Cuán ligera es tu carga comparado con lo que lo fue antes!

-John Flavel

viernes, 7 de febrero de 2020

Salmos 74:18-23

Salmos 74:18-23 

18 Acuérdate de esto, Señor: que el enemigo ha blasfemado,
y que un pueblo insensato ha despreciado tu nombre.

19 El alma de tu tórtola no entregues a la fiera;
no olvides para siempre la vida de tus afligidos.

20 Mira el pacto, Señor,
porque los lugares tenebrosos de la tierra están llenos de moradas de violencia.

21 No vuelva avergonzado el oprimido;
alaben tu nombre el afligido y el necesitado.

22 Levántate, oh Dios, defiende tu causa;
acuérdate de cómo el necio te injuria todo el día.

23 No te olvides del vocerío de tus adversarios,
del tumulto de los que se levantan contra ti, que sube continuamente.

El templo destruido, el lugar para el sacrificio y la expiación, era donde el pueblo podía acercarse al Dios santo a pesar de su pecado. Esta provisión forma parte del pacto que Dios hizo con ellos por medio de Moisés, en el que acordó que sería su Dios. Al final el salmista descansa en el conocimiento de que Dios no olvidará este pacto (versículo 20). También podemos abandonar nuestros temores, sabiendo que Dios ha guardado su pacto en Jesucristo, cuyo mediación y sacrificio definitivo por el pecado es el nuevo y final templo. Ahora sabemos que la promesa del pacto "seré vuestro Dios" significa realmente que lo será cueste lo que cueste, porque en Cristo vemos los extremos hasta los que irá Dios por amarnos.

Señor nuestras vidas están llenas tanto con tinieblas como con luz, con pecado y gracia. Ayúdame a responder como debería en oración, tanto en queja como en alabanza, lamentando y confiando, pero todo ello endulzado con el conocimiento de que todo terminará en gozo y gloria. Amén.

-Tim Keller.

jueves, 6 de febrero de 2020

Redescubriendo la palabra - R.C. Sproul

Salmos 119:92

Si tu ley no hubiera sido mi deleite,
entonces habría perecido en mi aflicción.

La reforma del pueblo de Israel vino porque volvieron a descubrir la ley, y esto produjo un breve avivamiento en la bancarrota de esta corrupta nación. Siendo un joven, el rey Josías comenzó el proceso de reforma con una purga espiritual, una limpieza de los elementos paganos en la vida religiosa de la nación.

Unos cuantos años después, Hilcías encontró el libro de la ley del Señor que fue entregado a Moisés. Un escriba llevó el libro al Rey Josías y se lo leyó. El resultado fue dramático. 2 Reyes 22:11 nos dice "Y sucedió que cuando el rey oyó las palabras del libro de la ley, rasgó sus vestidos ".

Josías despertó a la grandeza de la ira de Dios. Se dio cuenta de que Dios había estado derramando su ira sobre la nación de Israel. Además entendió que su juicio divino sobre ellos era un resultado directo del pecado.

El cambio más inmediato en la reforma nacional de Israel se vio en la restauración del verdadero culto, un culto purgado de idolatría y enraizado en un sólido entendimiento del carácter de Dios y su ley.

Necesitamos que se vuelva a descubrir la ley y la palabra de Dios en nuestra tierra. Sí, necesita ser descubierta en la esfera pública, pero, incluso más importante, es que se vuelva a descubrir en la casa de Dios.

-R.C. Sproul

miércoles, 5 de febrero de 2020

¿Le importa a Dios?

Efesios 5:10

examinando qué es lo que agrada al Señor. 

Las buenas nuevas del evangelio son que la gracia de Dios está a nuestra disposición aun en nuestros peores días. Eso es cierto porque Cristo satisfizo plenamente las demandas de la justicia de Dios, y pagó completamente la pena por haberse quebrantado la ley cuando murió en la cruz en nuestro lugar. Debido a esto, Pablo pudo escribir que Él ha perdonado todos nuestros pecados (Colosenses 2:13).

¿Significa esto que a Dios no le importa si obedecemos o desobedecemos? En absoluto. Las Escrituras hablan de cómo podemos contristar al Espíritu Santo por nuestros pecados (Efesios 4:30). Pablo oró  "para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo" en Colosenses 1:10. Claramente a Dios le importa nuestra conducta, y nos disciplinará cuando nos neguemos a arrepentirnos de un pecado consciente. Pero Dios ya no es nuestro juez. Por medio de Cristo, ahora es nuestro Padre celestial que nos disciplina solamente por amor y por nuestro bien.

Si las bendiciones de Dios dependieran de nuestro desempeño, ciertamente serían escasas. Incluso nuestras mejores obras van mezcladas con pecado, con distintos grados de motivaciones impuras y un desempeño imperfecto. Siempre estamos, en cierta medida, buscando nuestro propio interés, guardando nuestros flancos y protegiendo nuestro ego. Es debido a que no nos damos cuenta de la completa depravación del principio del pecado que continúa en nosotros y que mancha todo lo que hacemos, que albergamos alguna noción de ganar las bendiciones de Dios por medio de nuestra obediencia. Y, debido a que no entendemos completamente que Jesús pagó el castigo por todos nuestros pecados, desesperamos de la bendición de Dios cuando hemos fallado a la hora de vivir a la altura incluso de nuestros propios deseos por agradar a Dios.

martes, 4 de febrero de 2020

Dios nuestra recompensa (reflexión puritana)

Santiago 4:8

Acercaos a Dios, y Él se acercará a vosotros. Limpiad vuestras manos, pecadores; y vosotros de doble ánimo, purificad vuestros corazones. 

Roguemos a Dios que Él sea nuestra recompensa. La oración es la llave del cielo, que es girada por las manos de la fe y abre los tesoros de Dios. Si Dios es nuestra recompensa, esto nos enseñará a tener contentamiento. Si solo tenemos un poco de aceite en la vasija, y nuestras posesiones han sido reducidas a casi nada, ¡nuestra recompensa aun está por venir! Aunque nuestro sustento sea poco, nuestra porción es grande. Si Dios es el regalo que tenemos, esto arrullará nuestros corazones hasta quedar tranquilos. Dios permite que los impíos tengan su paga de antemano, pero la recompensa de los creyentes se da más tarde; la túnica y el anillo están por venir. ¿Acaso no hará que nuestros corazones se sintonicen con el contentamiento?

Cristiano, aunque Dios no te de un cabrito para gozarte, puedes estar contento con las palabras que recibió el hijo mayor en la parábola del hijo pródigo "todo lo que tengo es tuyo". ¿Cómo puedes quejarte por lo vacío del mundo cuando tienes la plenitud de Dios? ¿No es Dios suficiente recompensa? ¿Acaso tiene un hijo algún fundamento para quejarse porque el padre le niegue una flor del jardín, si este lo hace heredero de sus posesiones? Así que, cristiano, si no tienes mucho del mundo, ¡tienes a Dios, que es un tesoro inagotable! ¿Quién debería estar contento si no aquel que tiene a Dios por su porción y el cielo por su reposo? Si Dios supone una porción tan grande, que estén alegres aquellos que tienen un interés en Él. Que los pájaros del paraíso canten de gozo. ¿Se ha de regocijar un hombre carnal cuya esperanza se inclina sobre muletas terrenales? ¿No se han de regocijar aquellos que tienen su tesoro en el cielo? Mantente serio, pero alegre. Un temperamento melancólico y deprimido no es adecuado para las obligaciones, especialmente para la de alabar a Dios. ¿Acaso van a pensar otros que Dios es una gran recompensa cuando ven a los cristianos decaídos? ¡No regocijarse es un pecado tanto como no arrepentirse! Que Dios te quite lo que quiera, ¡Él te dará lo mejor al final! No te preocupes tanto con la disminución de las cosas terrenales. El cielo es tuyo. Allí caminarás sobre estrellas, serás amigo de ángeles y tendrás comunión con la santa Trinidad.

-Thomas Watson

domingo, 2 de febrero de 2020

Salmos 74:9-17 - Tim Keller

Salmos 74:9-17

9 No vemos nuestras señales;
ya no queda profeta,
ni hay entre nosotros quien sepa hasta cuándo.
10 ¿Hasta cuándo, oh Dios, blasfemará el adversario?
¿Despreciará el enemigo tu nombre para siempre?
11 ¿Por qué retiras tu mano, tu diestra?
¡Sácala de dentro de tu seno, destrúyelos!
12 Con todo, Dios es mi rey desde la antigüedad,
el que hace obras de salvación en medio de la tierra.
13 Tú dividiste el mar con tu poder;
quebraste las cabezas de los monstruos en las aguas.
14 Tú aplastaste las cabezas de Leviatán;
lo diste por comida a los moradores del desierto.
15 Tú abriste fuentes y torrentes;
tú secaste ríos inagotables.
16 Tuyo es el día, tuya es también la noche;
tú has preparado la lumbrera y el sol.
17 Tú has establecido todos los términos de la tierra;
tú has hecho el verano y el invierno.

Ahora el salmista comienza a procesar el desastre en oración. Hay dos cosas que NO hace. No se resigna de manera pasiva al estado de maldad, pero tampoco se aparta de Dios enojado, asumiendo que él solo lo hará mejor. En lugar de eso, expresa su tristeza y se queja, pero siempre hacia Dios. Recuerda que Dios tiene todo el poder (versículos 13-17). Está diciendo "Señor, ¿a dónde iremos? Tú tienes palabras de vida eterna" (Juan 6:68). Si creemos en Dios solamente cuando está haciendo grandes cosas por nosotros, no estamos sirviéndole en realidad. Solo le estamos utilizando.

Señor, en los tiempos sombríos siento que saco poco al acudir al trono de tu gracia en oración, pero dame la fuerza para ir y permanecer allí de todas maneras. Amén.

-Tim Keller.

sábado, 1 de febrero de 2020

El andar de la fe - A.W. Tozer


Escucha esta reflexión en audio en nuestro canal de Youtube

Génesis 5:24

Y Enoc anduvo con Dios, y desapareció porque Dios se lo llevó.

En la vida del piadoso Enoc, séptima generación desde Adán a través de su tercer hijo, Set, existen lecciones espirituales para todo creyente cristiano. Nos impresiona que pudiera resistir al diablo y hallar comunión con su Dios Creador, porque vivía en una sociedad mundana que iba de camino a la destrucción. El caminar diario de Enoc era un caminar de fe, de comunión con Dios. Las Escrituras tratan de asegurarnos que, si Enoc pudo vivir y caminar con Dios por fe en medio de su pecadora generación, nosotros, del mismo modo, deberíamos ser capaces de seguir su ejemplo, ¡porque tanto Dios como la raza humana siguen siendo los mismos! Además de eso, Enoc nos recuerda que la calidad y audacia de nuestra fe será la medida de nuestra preparación para el regreso de Jesucristo a esta tierra. Caminamos por fe como lo hizo Enoc, y, aunque han pasado 20 siglos de la estancia de Cristo en la tierra, ¡nos aferramos con firmeza a la promesa del Nuevo Testamento de que nuestro Señor resucitado volverá a la tierra!

Señor, eres mi Señor tanto como el Señor de Enoc. Gracias por ser constante e inconmovible. Te alabo por ser tan fiel a tu pueblo. Haz que camine en fe como lo hicieron los santos de antaño.

-A.W. Tozer

Trinidad de Salvación -Charles Spurgeon


Puedes escuchar esta reflexión en audio aquí

Salmos 106:8


No obstante, los salvó por amor de su nombre,
para manifestar su poder.

Jesucristo es el Salvador, pero no lo es más que Dios Padre o el Espíritu Santo. Algunas personas ignorantes del sistema de la verdad divina piensan en Dios Padre como alguien que está lleno de ira, enojo y justicia, pero sin amor. Piensan en el Espíritu Santo como una simple influencia que viene del Padre y del Hijo.

No puede haber nada más incorrecto que estas opiniones. Es verdad que el Hijo es el que me redime, pero el Padre dio al Hijo para morir por mí, y es también quien me eligió en la eterna elección de su gracia. El Padre borra mi pecado, me acepta y me adopta en su familia por medio de Cristo. El Hijo no podía salvar sin el Padre, ni el Padre sin el Hijo. Y, en cuanto al Espíritu Santo, si es el Hijo el que redime, ¿no sabes que es el Espíritu Santo el que regenera? Él es el que nos hace nuevas criaturas en Cristo, quien nos engendró de nuevo a una esperanza viva, quien purifica nuestra alma, quien santifica nuestro espíritu, y quien, finalmente, nos presenta sin mancha y sin falta ante el trono del Altísimo, aceptos en el amado. Cuando dices "Salvador" recuerda que existe una Trinidad en esa Palabra: Padre, Hijo y Espíritu Santo, siendo este Salvador tres personas bajo un único nombre. No puedes ser salvo por el Hijo sin el Padre, ni por el Padre sin el Hijo, ni por el Padre y el Hijo sin el Espíritu. Como son uno en la creación, lo son en la salvación, obrando juntos en el mismo Dios para nuestra salvación, y a ese Dios sea la gloria por siempre, sin fin. Amén.

-Charles Spurgeon