sábado, 1 de febrero de 2020

Trinidad de Salvación -Charles Spurgeon


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Salmos 106:8


No obstante, los salvó por amor de su nombre,
para manifestar su poder.

Jesucristo es el Salvador, pero no lo es más que Dios Padre o el Espíritu Santo. Algunas personas ignorantes del sistema de la verdad divina piensan en Dios Padre como alguien que está lleno de ira, enojo y justicia, pero sin amor. Piensan en el Espíritu Santo como una simple influencia que viene del Padre y del Hijo.

No puede haber nada más incorrecto que estas opiniones. Es verdad que el Hijo es el que me redime, pero el Padre dio al Hijo para morir por mí, y es también quien me eligió en la eterna elección de su gracia. El Padre borra mi pecado, me acepta y me adopta en su familia por medio de Cristo. El Hijo no podía salvar sin el Padre, ni el Padre sin el Hijo. Y, en cuanto al Espíritu Santo, si es el Hijo el que redime, ¿no sabes que es el Espíritu Santo el que regenera? Él es el que nos hace nuevas criaturas en Cristo, quien nos engendró de nuevo a una esperanza viva, quien purifica nuestra alma, quien santifica nuestro espíritu, y quien, finalmente, nos presenta sin mancha y sin falta ante el trono del Altísimo, aceptos en el amado. Cuando dices "Salvador" recuerda que existe una Trinidad en esa Palabra: Padre, Hijo y Espíritu Santo, siendo este Salvador tres personas bajo un único nombre. No puedes ser salvo por el Hijo sin el Padre, ni por el Padre sin el Hijo, ni por el Padre y el Hijo sin el Espíritu. Como son uno en la creación, lo son en la salvación, obrando juntos en el mismo Dios para nuestra salvación, y a ese Dios sea la gloria por siempre, sin fin. Amén.

-Charles Spurgeon

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