Salmos 76:1-6
1 Dios es conocido en Judá;
grande es su nombre en Israel.
2 En Salem está su tabernáculo,
y en Sión su morada.
3 Allí quebró las saetas encendidas del arco,
el escudo, la espada y las armas de guerra.
4 Resplandeciente eres,
más majestuoso que los montes de caza.
5 Fueron despojados los fuertes de corazón;
durmieron su sueño,
y ninguno de los guerreros pudo usar sus manos.
6 A tu reprensión, oh Dios de Jacob,
auriga y caballo cayeron en profundo sueño.
El caballo y el carro representaban la última tecnología en la guerra moderna. Un soldado de a pie no podía enfrentarse a ellos y ganar. Pero Dios es infinitamente más poderoso que cualquier fuerza humana (versículo 5). Uno de los temas más grandes de la Biblia es que Dios lucha por nosotros contra nuestros enemigos. Cuando el texto dice que Dios solo tiene que reprender un ejército para acallarlo (versículo 6), pensamos en Cristo calmando la tormenta con una palabra (Marcos 4:39). Los cristianos saben que Jesús vino a luchar contra nuestros más grandes enemigos (el pecado y la muerte), yendo a la cruz. En todo peligro Él nos protege, y o bien el estará con nosotros o nosotros estaremos con Él, así que todo estará bien.
Señor, te alabo por ser un Dios majestuoso y resplandeciente. Eres infinitamente importante, y todo lo demás es periférico. Tú eres eternamente sólido, y lo demás es pasajero. No permitas que quede embelesado por el poder y la belleza humanos. Amén.
-Tim Keller.
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