Un emperador del lejano oriente se volvía viejo y sabía que era hora de buscar un sucesor. Como no tenía hijos, decidió hacer algo diferente para elegir.
Mandó llamar a todos los jovenes del reino y les dijo: "He decidido nombrar a uno de vosotros como mi sucesor. Os daré a cada uno una semilla hoy. Esta semilla es muy especial, y quiero que la plantéis, la cuidéis y volváis dentro de un año con lo que haya crecido de la semilla. Entonces juzgaré las plantas que me traigáis y elegiré al próximo emperador del reino".
Había un muchacho llamado Ling que recibió la semilla como los demás. Fue a su casa y excitado le contó a su madre la historia completa. Ella le ayudó consiguiendo una maceta y algo de abono, y el chico plantó la semilla y la regó con cuidado. Cada día la regaba y miraba si había crecido.
Sobre las 3 semanas, algunos chicos comenzaron a hablar acerca de sus semillas y las plantas que comenzaban a crecer. Ling seguía cuidando y comprobando su semilla, pero nada había crecido aún. Las semanas pasaban, y luego los meses. Nada crecía.
A los séis meses, los otros muchachos ya tenían plantas en sus maceteros. Pero aún no había crecido nada en el de Ling. Creyó que quizás había matado su semilla, pero no dijo nada a sus amigos y siguió cuidándola y esperando a que creciese.
Por fin un año pasó y todos los jóvenes del reino llevaron sus plantas al emperador. Ling le dijo a su madre que no podía llevar una maceta vacía, pero ella lo animó a ser honesto y presentarse, explicando lo que había pasado. Sabía que su madre tenía razón, así que fue.
Cuando llegó, quedó impresionado por la variedad de plantas que traían los otros muchachos. Eran hermosas, de todos los tamaños y formas. Limg puso su macetero vacío en el suelo y los otros jóvenes se rieron de él.
Cuando el emperador llegó, pasó su mirada por todo el salón examinando las plantas. Con una sonrisa extraña dijo "¡Vaya, que bonitas plantas, árboles y flores habéis traido!". Ling intentó esconderse hacia la parte de atrás, avergonzado. Pero de repente, la vista del emperador se detuvo sobre él.
Haciendo un gesto, el emperador envió a los guardias para que trajeran a Ling al frente. Ling estaba aterrado, pensando que quizás el emperador se había dado cuenta de su fracaso e iba a castigarlo.
Cuando llegó al frente el emperador, con gesto amable le preguntó su nombre. "Mi nombre es Ling" -respondió. Todos los demás estaban riéndose y haciendo burla de él. Pero el emperador los mandó a callar. Entonces miró a Ling y anunció "¡Contemplad a vuestro nuevo emperador!, su nombre es Ling". Ling no podía creerlo...¡si su planta ni siquiera había nacido!. Entonces el emperador dijo:
"Hace un año os dí a cada uno una semilla cocida que no podía crecer. Todos vosotros tratasteis de engañarme cambiando la semilla por otra fértil. Sólo Ling tuvo la honestidad de presentarse con la semilla que yo le dí. Ahora tendréis a quien os gobierne con honestidad"
Mandó llamar a todos los jovenes del reino y les dijo: "He decidido nombrar a uno de vosotros como mi sucesor. Os daré a cada uno una semilla hoy. Esta semilla es muy especial, y quiero que la plantéis, la cuidéis y volváis dentro de un año con lo que haya crecido de la semilla. Entonces juzgaré las plantas que me traigáis y elegiré al próximo emperador del reino".
Había un muchacho llamado Ling que recibió la semilla como los demás. Fue a su casa y excitado le contó a su madre la historia completa. Ella le ayudó consiguiendo una maceta y algo de abono, y el chico plantó la semilla y la regó con cuidado. Cada día la regaba y miraba si había crecido.
Sobre las 3 semanas, algunos chicos comenzaron a hablar acerca de sus semillas y las plantas que comenzaban a crecer. Ling seguía cuidando y comprobando su semilla, pero nada había crecido aún. Las semanas pasaban, y luego los meses. Nada crecía.
A los séis meses, los otros muchachos ya tenían plantas en sus maceteros. Pero aún no había crecido nada en el de Ling. Creyó que quizás había matado su semilla, pero no dijo nada a sus amigos y siguió cuidándola y esperando a que creciese.
Por fin un año pasó y todos los jóvenes del reino llevaron sus plantas al emperador. Ling le dijo a su madre que no podía llevar una maceta vacía, pero ella lo animó a ser honesto y presentarse, explicando lo que había pasado. Sabía que su madre tenía razón, así que fue.
Cuando llegó, quedó impresionado por la variedad de plantas que traían los otros muchachos. Eran hermosas, de todos los tamaños y formas. Limg puso su macetero vacío en el suelo y los otros jóvenes se rieron de él.
Cuando el emperador llegó, pasó su mirada por todo el salón examinando las plantas. Con una sonrisa extraña dijo "¡Vaya, que bonitas plantas, árboles y flores habéis traido!". Ling intentó esconderse hacia la parte de atrás, avergonzado. Pero de repente, la vista del emperador se detuvo sobre él.
Haciendo un gesto, el emperador envió a los guardias para que trajeran a Ling al frente. Ling estaba aterrado, pensando que quizás el emperador se había dado cuenta de su fracaso e iba a castigarlo.
Cuando llegó al frente el emperador, con gesto amable le preguntó su nombre. "Mi nombre es Ling" -respondió. Todos los demás estaban riéndose y haciendo burla de él. Pero el emperador los mandó a callar. Entonces miró a Ling y anunció "¡Contemplad a vuestro nuevo emperador!, su nombre es Ling". Ling no podía creerlo...¡si su planta ni siquiera había nacido!. Entonces el emperador dijo:
"Hace un año os dí a cada uno una semilla cocida que no podía crecer. Todos vosotros tratasteis de engañarme cambiando la semilla por otra fértil. Sólo Ling tuvo la honestidad de presentarse con la semilla que yo le dí. Ahora tendréis a quien os gobierne con honestidad"
Historia extraida de www.inspirationalstories.com
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