martes, 28 de septiembre de 2010

Monedas en los zapatos

Un joven universitario estaba un día paseando con su profesor. Este profesor era comúnmente conocido como 'el amigo de los estudiantes' por la amabilidad que demostraba con ellos. Conforme caminaban, vieron un par de zapatos viejos que estaban tirados en el camino. Supusieron que pertenecían a un hombre pobre que era empleado en un campo cercano, y a la hora que era, el día de labor estaba a punto de finalizar.

El estudiante se giró hacia el profesor y dijo "Gastemos una broma a este hombre: esconderemos sus zapatos y nos ocultaremos detrás de los matorrales, para ver su cara perplejiddad cuando no pueda encontrarlos".

"Mi joven amigo" -Respondió el profesor, "nunca deberíamos divertirnos a costa de los pobres. Pero tu eres rico, y puedes darte a ti mismo un placer mucho mayor por medio de ese pobre hombre. Pon una moneda en cada zapato, y entonces nos esconderemos para ver como le afecta el descubrimiento."

El estudiante así lo hizo, y ambos se escondieron tras los matorrales cercanso. El hombre pobre pronto terminó su trabajo y vino atravesando el campo hacia el sendero donde había dejado su chaqueta y sus zapatos. Mientras se ponía la chaqueta, deslizó su pie en uno de los zapatos; pero al sentir algo duro, se agachó para ver lo que era y encontró la moneda. La sorpresa y el aturdimiento pudieron verse en su cara. Contempló la moneda, le dió la vuelta y miró una y otra vez. Miró alrededor suyo en todas direcciones, pero no vio a nadie. Entonces puso el dinero en su bolsillo y comenzó a ponerse el otro zapato; pero su sorpresa fue doble cuando encontró la otra moneda. Sus sentimientos le superaron y cayó sobre sus rodillas, miró al cielo y entonó una ferviente oración de acción de gracias en voz alta. En ella habló de su esposa, que estaba enferma y sin recursos, y de sus niños sin pan, a los cuales esa oportuna recompensa de una mano desconocida, salvaría de perecer.

El estudiante quedó de pie, profundamente afectado y con sus ojos llenos de lágrimas. "Ahora," -dijo el profesor- "¿No estás mucho más complacido que si hubieses hecho tu broma inicial?".

El joven respondió: "Me has enseñado una lección que nunca olvidaré. Siento ahora la verdad de esas palabras, que nunca entendí antes: 'Es más bienaventurado dar que recibir.'" Hechos 20:35

Autor desconocido. Reescrito por Artin Tellaian en www.gagirl.com

2 comentarios:

miguel dijo...

Muy bueno esta historia,que cambio la burla por la admiración y el agradecimiento,de ver lo fácil que se puede ayudar a alguien con lo que aveces nos sobra,pero lo mejor es enseñarse a ayudar el mismo y a creer en el que si quiere podrá superarse.

Anónimo dijo...

Excelente historia. Nuestras actitudes no sólo nos afectan a nosotros mismos, sino también a los demás. Lo importante es hacer la elección correcta, haciendo buen uso del poder de elección que nos fue conferido y que nos ubica en un lugar privilegiado de la creación.