Salmos 36:7
¡Cuán preciosa es, oh Dios, tu misericordia!
Por eso los hijos de los hombres se refugian a la sombra de tus alas.
La recompensa de Dios es libremente dispensada por gracia sobre aquellos que le buscan (Hebreos 11:6). Apenas se puede creer la disposición de Dios a hacer bien a sus criaturas y recompensar nuestros flacos servicios. El consuelo que obtenemos al hacer bien en este mundo es un don de Dios, y una seguridad de que Dios nos dará más. Son una prueba de lo buena y una promesa de lo segura que será nuestra recompensa. Bendigamos a Dios porque existe una recompensa, una recompensa grande y tan libremente dispensada. Esto nos da el gozo del Espíritu, y una esperanza y aliento para seguir haciendo el bien en base a esto. Son pocos los que buscan a Dios. Al principio, como dice Romanos 3:11, no lo hace ninguno. Estamos ocupados buscando nuestras propias fantasías y nunca pensamos en volver a Dios, nuestro bien mayor, hasta que mil desengaños nos fuerzan a volver a casa hasta Él. Pero aun así, algunos no le buscan en absoluto. Algunos siempre están huyendo de Dios para apartarse de su presencia. Otros no lo buscan con diligencia y todo su corazón. ¡Oh que mal empleamos algunos nuestras vidas! Corremos tras el provecho del mundo y los placeres de nuestros sentidos. Qué pequeño es nuestro deleite en Dios. Con qué poca frecuencia hablamos de Él y cuán fríos son nuestros afectos. Qué muertas y descuidadas son nuestras oraciones. Hemos de buscarle hasta que le encontremos. Disfrutar a Dios es el centro de nuestro reposo y la fuente de nuestra bendición, así como el objetivo final por el que fuimos creados (Salmos 73:25). Nuestra ocupación es buscarle, y nuestra felicidad disfrutarle. Dios refresca nuestro sentir y gusto por su bondad con nuevas experiencias cada día. El diablo dice que no hay necesidad de buscar a Dios, especialmente si nuestros intentos anteriores no tuvieron éxito. Pero búscalo. Si no hay nada en perspectiva, hay esperanza; ¡Buscar atrae una recompensa eterna!. Si no podemos sentir que lo hayamos encontrado, podemos tener el consuelo de que seguimos la búsqueda. Es mejor ser un buscador que un vagabundo.
-Thomas Manton
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