domingo, 19 de enero de 2020

El sermón comienza al terminar



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Santiago 1:22

Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.

Cuando el predicador termina en el púlpito, el que escucha debe comenzar a poner en práctica. El que pone en práctica el sermón, ese es el que lo ha escuchado mejor. Una vida cristiana debería ser el comentario legible de la ley de Dios. Cristo dijo "Bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la obedecen". Los creyentes han de estar preparados para morir por el evangelio, pero un cristiano puede defenderlo igual de fielmente por una vida santa. Una vida escandalosa es una ofensa a la fe, y da que hablar a sus enemigos. El fuego es una buena defensa contra las bestias rapaces cuando estamos en la espesura. Del mismo modo, el calor de la gracia llameante y la luz de la santidad que brilla en la vida de los que afirman ser cristianos, también defenderá la palabra contra la oposición.

Un sermón que se pone en práctica es como si estuviera impreso, y da enseñanza toda la semana. Cuando la vida y la palabra predicada son una, otros pueden ver la palabra en cada hoja, cada línea y cada tomo de esa vida. El oyente obediente es aquel que edifica sobre la roca y permanece firme en medio del viento, las olas y el clima. Supón que seas un gran oyente, aun así, si no eres hacedor, estás engañando tu propia alma. ¿Qué pasará con el oidor frecuente si el que no hace ha de ser arrojado al infierno?

Escuché una historia de dos hombres quienes, caminando juntos, encontraron un árbol joven cargado de fruta. Los dos reunieron suficiente fruta para satisfacerse, pero uno de ellos se llevo toda la fruta restante. El otro se llevó el árbol. El primero tuvo bastante durante un tiempo, pero el propietario del árbol tuvo fruta cada año. Así sucede con el que planta la palabra en el corazón. Cuando escuchamos que el sermón termina, no es el fin del sermón. Un buen padre de familia que tiene una bolsa de dinero la pondrá segura bajo llave. Según surge la ocasión, sacará para pagar la comida, las ropas, la renta y algo para tal o cual cosa conforme requieran sus necesidades. Así, amigo, pon el precioso tesoro de la palabra seguro en la cámara de tu corazón, y saca de él conforme las ocasiones se presenten en tu vida.

-George Swinnock

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