jueves, 30 de enero de 2020

Salmos 74:1-8


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Salmos 74:1-8

1 Oh Dios, ¿por qué nos has rechazado para siempre?
¿Por qué se enciende tu ira contra las ovejas de tu prado?
Acuérdate de tu congregación, la que adquiriste desde los tiempos antiguos,
la que redimiste para que sea la tribu de tu heredad,
y de este monte Sión donde has habitado.
Dirige tus pasos hacia las ruinas eternas;
todo lo que hay en el santuario lo ha dañado el enemigo.
Tus adversarios han rugido en medio de tu lugar de reunión;
han puesto sus estandartes por señales.
Parece como si alguien hubiera levantado
el hacha en espeso bosque.
Y ahora, toda su obra de talla
hacen pedazos con hachas y martillos.
Han quemado tu santuario hasta los cimientos;
han profanado la morada de tu nombre.
Dijeron en su corazón: Arrasémoslos por completo.
Han quemado todos los santuarios de Dios en la tierra.

El salmista repasa la completa destrucción de Jerusalén y el templo por el ejército babilónico en los versículos 3 y 7. Generalmente se supone que, aunque Dios puede permitir algunas dificultades, nunca permitirá que tragedias horrendas y cataclísmicas sucedan a la gente que tiene fe en él. Pero la Biblia muestra que este desastre en particular no fue completo, ni Dios los estaba abandonando. Además, la persona más fiel que vivió jamás, Jesucristo, también sufrió horrendamente con propósitos redentores. Así que recuerda: Dios es Dios. Si Él es Dios, es digno de mi adoración y mi servicio, no encontraré descanso sino en su voluntad, y en el hecho de que su voluntad está infinitamente, inexpresablemente más allá de mis mayores nociones de lo que está haciendo.

Señor, te alabo por que no solo sacas gloria de las tinieblas, fuerza de las debilidades y gozo de la tristeza, sino porque a menudo haces que las cosas buenas sean más ricas y poderosas por medio de estas cosas malas. Ayúdame de forma que mi mente y corazón descansen en esta verdad. Amén.

-Tim Keller


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