miércoles, 15 de enero de 2020

Afortunados por la palabra


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Salmos 119:33

Enséñame, oh Señor, el camino de tus estatutos,
y lo guardaré hasta el fin

Después de que escuchamos o leemos la palabra, necesitamos ser muy vigilantes, porque muchos pájaros estarán esperando comerse la semilla después de que el sembrador la haya sembrado. (Ver Mateo 13:19). El granjero, cuando vuelve a casa tras la venta de su ganado, se encuentra en peligro de ser robado. Así, cuando un cristiano ha tomado una buena comida, el diablo intenta todas sus argucias y trucos para que la pierda. Después de escuchar y leer la palabra, tenemos que orar pidiendo bendición sobre ella, y dar gracias por su bendición. Hemos de orar por la influencia del cielo sobre la cosecha de la semilla. Ir a Dios y decir "Enséñame o Dios el camino de tus estatutos, y dame entendimiento para que cumpla tu ley de todo corazón". Luego, con acción de gracias, consideremos que distintiva misericordia y tesoro es la Palabra de Dios. Sin ella, serías impío e infeliz, pero ahora puedes estar eternamente lleno de gracia y gloria. ¡Bendice a quien te ha dado este regalo! ¡Cuánto honor merece Dios por este favor!. Tenemos tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento en nuestra lengua, que son remedios para toda enfermedad, un oportuno consuelo en todas nuestras tristezas, y el más costoso licor y bienestar sin precio. Ciertamente todo esto merece agradecimiento y alabanza. ¿Puedes darte cuenta de la miseria de aquellos que carecen de la palabra? ¡Cuántos hay que se mueren de hambre por el pan de vida! Nosotros nos sentamos en una mesa repleta, pero muchos languidecen por falta de comida espiritual. ¿Cómo pueden caminar sin la palabra que los guía? Oh, lector, qué infinito motivo tienes para bendecir al Señor de no estar en su condición. ¿Qué daremos al Señor por este beneficio? Nos sentamos al lado del fuego de su palabra mientras muchas pobres almas se congelan. Nos sentamos a la luz de su palabra mientras muchos se sientan en la oscuridad. Nuestra mesa está extendida con todo tipo de alimentos, tanto los necesarios como los que sirven para deleitarnos, mientras que millones se mueren de hambre y languidecen. ¡Oh que los hombres alaben al Señor por su bondad!

-George Swinnock

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