viernes, 3 de enero de 2020
Perseverancia en deseo y oración
Génesis 32:26
Entonces el hombre dijo: Suéltame porque raya el alba. Pero Jacob respondió: No te soltaré si no me bendices.
La oración ha de ser perseverante e importuna. Dios ama a los demandantes importunos (ver Lucas 18:1-8). ¿No considerará más Dios a sus hijos, a quienes ama, que el juez injusto?. Se nos exhorta en las Escrituras a no guardar silencio, y a no dar descanso a Dios. Como Jacob luchó con Dios con el ángel, lo lo dejes hasta que tengas una bendición. Como la mujer de Canaán, continuemos siguiéndole y neguémonos a tener un no por respuesta. Oh, es una violencia bendita, bienamada, cuando nos fijamos en Dios y no aceptamos un no, sino que renovamos demanda tras demanda, deseo tras deseo, y nunca le dejamos hasta que nuestra petición es contestada. ¿Puede acaso un hipócrita orar constantemente? A veces orará, pero si Dios no le responde de inmediato, abandona. Pero los hijos de Dios oran siempre hasta que obtienen, si existe una buena razón, si es algo excelente, si es una necesidad y algo cordial. Cuando ven la excelencia, o la necesidad, y que es algo que se puede lograr, no necesitan más. Nunca abandonarán. Aquel que es guiado por el espíritu de oración no dará descanso a Dios, sino que orará hasta que todas sus oraciones sean contestadas incluso en el cielo.
Así, hemos de perseverar en nuestros deseos en oración con disposición y de manera constante, hasta que sean completamente satisfechos. Tomemos conciencia, te ruego, de este deber más de lo que lo hemos hecho antes. No abandonemos en la oración por gracia, por fuerza contra nuestras corrupciones, por su iglesia, por la prosperidad del evangelio, y por aquellas cosas por las que tenemos base para pedir. No abandonemos nunca hasta que veamos que ha contestado nuestros deseos. Y cuando lo haya hecho, deseemos más, porque esta vida es una vida de deseos. El cumplimiento total se dará en el cielo. Entonces todos nuestros deseos serán cumplidos y todas las promesas realizadas. Hemos de permanecer deseando y orando hasta que estemos en el cielo.
-Richard Sibbes
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