viernes, 10 de enero de 2020
Salmos 73:4-9
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Salmos 73:4-9
4 Porque no hay dolores en su muerte,
y su cuerpo es robusto.
5 No sufren penalidades como los mortales,
ni son azotados como los demás hombres.
6 Por tanto, el orgullo es su collar;
el manto de la violencia los cubre.
7 Los ojos se les saltan de gordura;
se desborda su corazón con sus antojos.
8 Se mofan, y con maldad hablan de opresión;
hablan desde su encumbrada posición.
9 Contra el cielo han puesto su boca,
y su lengua se pasea por la tierra.
La descripción que el salmista realiza de las élites de su época, es casi intemporal. Sus cuerpos están saludables y robustos; hoy les llamaríamos gente hermosa. Tienen poderosos contactos para evitar las duras responsabilidades que la mayoría de las personas enfrentan (versículos 5 y 12). Han sido lo que llamaríamos afortunados, pero toman todo el crédito, sintiéndose superiores a los que están por debajo (versículos 6 y 8). La raíz de todo esto es que no ven ninguna necesidad de Dios. Si existe un cielo, sienten que se lo han ganado. Los creyentes deben también recordar que esta autosuficiencia sigue estando en lo profundo, dentro de nosotros. ¿Por qué oramos menos cuando nos van mejor las cosas en la vida? ¿Y por qué sentimos en el fondo que merecemos las vidas que tenemos?
Señor, nunca existió una sociedad humana que no tuviera el orgullo en lo más alto y una amarga envidia en lo más bajo. Es por eso que si lo que no tenemos supera lo que tenemos, se convierten en lo mismo. Padre, dale de tu gracia a nuestra cultura, humillando tanto a líderes como a seguidores y dándonos paz. Amén.
-Tim Keller.
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