lunes, 27 de enero de 2020

El poder de lo escrito

1 Timoteo 4:17

Desecha las fábulas profanas y de viejas. Ejercítate para la piedad;


Elige con cuidado los libros que lees, y que las Sagradas Escrituras siempre tengan la preeminencia. Después de las Escrituras, disfruta de obras sólidas, vivas, celestiales, que expongan y apliquen mejor la Palabra de Dios. Luego, considera leer historia provechosa, especialmente la de la iglesia. Cuídate del veneno de falsos maestros que corromperán tu entendimiento, y de los romances vanos, las obras de teatro, e historias falsas que te hechizarán con fantasías y corromperán tu corazón. Todo esto son cebos poderosos del diablo para evitar que las cosas más necesarias ocupen la mente, ya que las fantasías se leen con más deleite y placer. Las Escrituras son mejor que cualquier otro libro para atraer al Espíritu Santo con poder y hacernos espirituales, haciendo que deje su impresión sobre nuestros corazones. Hará que nos familiaricemos más con Dios y nos acercará a Él, y que el lector sea más reverente, ferviente y divino. Que la Escritura esté primero y principalmente en tu corazón y en tus manos, y que otros libros no sean sino sus siervos. El diablo busca apartar la Biblia de ti. Los teólogos no hacen más que predicar el evangelio a los ojos, así como los predicadores lo hacen a los oídos. La predicación vocal mueve más las emociones, pero los libros la aventajan en otros aspectos; puedes leer a un predicador capacitado cuando no hay ninguno bueno disponible. Todas las congregaciones no pueden escuchar a los predicadores más poderosos, ¡Pero pueden leerles! Los predicadores pueden estar en silencio mientras los libros siguen estando a la mano. Podemos escoger libros que tocan todos los temas, pero no podemos elegir el tema del que predica. Los libros están a nuestra disposición todos los días y a todas horas, pero los predicadores solo de vez en cuando y en tiempos determinados. Si los sermones se olvidan y se alejan, los libros pueden volverse a leer según tengamos tiempo y disposición.

Los buenos libros son una misericordia para el mundo. El Espíritu puede preservar lo escrito a todas las generaciones. Los libros son sermones poderosos y presentes, de mucha utilidad para nuestra salvación.

-Richard Baxter

No hay comentarios: