miércoles, 22 de enero de 2020
Salmos 73:21-23 - Tim Keller
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Salmos 73:21-23
21 Cuando mi corazón se llenó de amargura,
y en mi interior sentía punzadas,
22 entonces era yo torpe y sin entendimiento;
era como una bestia delante de ti.
23 Sin embargo, yo siempre estoy contigo;
tú me has tomado de la mano derecha.
La antitoxina para la envidia y la autocompasión es la humildad. El salmista primero pudo ver que el pecado lo hirió (versículo 2) y luego que hirió a otros (versículo 15). Pero, finalmente, puede ver que ha sido arrogante hacia Dios como la gente que estaba menospreciando. En nuestro interior hay una voluntad propia tan fiera, instintiva e inhumana como la de una bestia salvaje (ver versículo 22). Agustín recuerda que robaba perlas solamente porque estaba prohibido. En lo profundo de nosotros hay algo que gruñe y afirma "Nadie me dice lo que tengo que hacer". Solamente al admitir esta oscuridad que hay en su interior, las gloriosas palabras de gracia "Sin embargo" amanecen sobre el salmista. Dios nunca lo dejará. Solo cuando vemos la profundidad de nuestro pecado quedaremos electrizados por la maravilla de la gracia.
Señor, cuando más profunda es la oscuridad, más visibles y hermosas son las estrellas. Y cuanto más admito mi pecado, más de tu gracia se convierte en una realidad en lugar de ser solo una idea abstracta. Solamente entonces tu gracia me humilla y me afirma, me limpia y me forma. Haz que tu gracia sea asombrosa para mi corazón. Amén.
-Tim Keller.
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