miércoles, 18 de marzo de 2020

El amigo fiel -D.L. Moody

Juan 16:8

Y cuando Él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio;

El Espíritu Santo nos habla de nuestras faltas para llevarnos a una vida mejor. En Juan 16:18 leemos "convencerá al mundo de pecado". Ahora bien, existen ciertas personas a las que no les gusta esta parte del trabajo del Espíritu. ¿Sabes por qué? Porque los convence de pecado, y eso no les gusta. Lo que quieren es alguien que les hable palabras reconfortantes y haga que todo sea agradable; que mantenga todo tranquilo; que les digan que hay paz cuando en realidad hay guerra; que les diga que hay luz cuando en realidad hay tinieblas; que les diga que todo está yendo a mejor, que el mundo está creciendo en bondad maravillosamente, y haciéndose mejor cada día. Este es el tipo de predicación que estas personas buscan.

Las personas piensan que son mucho mejores que sus padres. Esto es algo que encaja con la naturaleza humana porque está llena de orgullo. La gente va por ahí y dice "Sí, creo que el mundo está mejorando, soy mejor de lo que era mi padre, mi padre era demasiado estricto, era uno de esos antiguos hombres puritanos tan rígidos. Pero nosotros estamos progresando, somos más liberales. A mi padre no se le pasaría por la cabeza ir a montar en domingo, pero a nosotros sí. Pisotearemos las leyes de Dios bajo nuestros pies. Somos mejores que nuestros padres".

Este es el tipo de predicación que a muchos les encanta, y existen predicadores que regalan a estos oídos con comezón de oír. Cuando haces que la Palabra de Dios recaiga sobre ellos y el Espíritu la hace entender, dirán "No me gusta ese tipo de predicación, no volveré a escuchar a ese hombre", y, en ocasiones, se levantan y salen de la iglesia antes de que el orador termine. No les gusta. Pero cuando el Espíritu hace su obra, convence a las personas de pecado. "Y cuando Él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio", no porque juren, mientan, roben, beban o asesinen, sino, como dice Juan 16:9 "de pecado, porque no creen en mí ".


-D.L. Moody

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