Salmos 145:17
Justo es el Señor en todos Sus caminos,
Y bondadoso en todos Sus hechos.
Para aprender más acerca del contentamiento considera también que Dios ordena nuestra situación con justicia. Él es justo, y no hace otra cosa que lo que sea justo. ¿No hará justicia el juez de toda la tierra? (ver Génesis 18:25). Este es un excelente tema para poner en él nuestros pensamientos cuando cualquier cosa nos preocupa. Bien podemos estar contentos en toda situación. La providencia puede ser en ocasiones oscura y misteriosa, pero siempre es justa y recta. Dios puede frustrarnos en ocasiones, pero nunca nos hace agravio. A Él no le parece bien el gratificarnos en todos nuestros deseos, pero es bueno para nosotros el justificarle en todas sus dispensaciones. ¿Nos ha quitado alguna misericordia que deseábamos o ha puesto sobre nosotros una aflicción que no estaba causada por nuestro pecado? ¿No es adecuado para nosotros guardar silencio ante Él? Provocamos a Dios a afligirnos, y luego nos enfadamos con Él, cuando en realidad tenemos razón para estar enfadados con nosotros mismos, ya que nuestros propios pecados son causa de nuestras miserias. Con frecuencia tenemos una base justa para preocuparnos por nuestros propios corazones a causa de su orgullo, carnalidad, ingratitud, incredulidad, etc. y este es un descontento bueno. Pero nunca tenemos un fundamento justo para molestarnos por lo que Dios hace, ya que todas sus acciones son santas y rectas. Considera esto: "Quiero este bien, y siento este mal, pero ¿es Dios injusto en cualquiera de estas cosas? ¡Seguramente no! porque ¿acaso merezco el bien y no merezco el mal? ¿Por qué entonces peleo o me afano contra Dios?" El descontento es una atrevida censura de la rectitud de Dios. Es algo aborrecible en su naturaleza, cimentado en la mayor falsedad que se pueda imaginar. Cuidado con eso. Quéjate cuando seas agraviado, pero no hasta entonces, y estoy seguro de que nunca te quejarás. En una palabra, que este pensamiento que calma el corazón esté mucho en tu mente: ¡Todo está justamente ordenado por Dios, y ha de aceptarse con contentamiento!
-Thomas Jacombe
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