2 Corintios 6:1-2
1 Así, pues, nosotros, como colaboradores suyos, os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios.
2 Porque dice:
En tiempo aceptable te he oído,
Y en día de salvación te he socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación.
Por "la gracia de Dios" Pablo quiere significar el mensaje del evangelio. El evangelio es llamado "gracia" porque es el instrumento, bajo el Espíritu de Dios, para derramar los beneficios de la gracia libre sobre nosotros. Recibirla en vano es recibir lo que no es de provecho. Dios ha asignado un cierto tiempo y día para otorgar su gracia, y Pablo quiere que los Corintios respondan en ese tiempo. Descuidarlo es algo que pone en peligro la salvación eterna. Cuando el tiempo y los medios se unen producen una oportunidad. El día de salvación es el momento en el que Dios, por la gracia libre, acepta a la persona por su buena y libre voluntad. Podemos dejar que este tiempo se escape entre nuestros dedos fácilmente, por tanto, es necesario echar mano de él instantáneamente. Abrazar esta oportunidad es una sabiduría que solamente Dios puede enseñarnos. La oportunidad es tan corta y repentina, y las personas están tan cegadas por placeres, juicios y vanas esperanzas... La oportunidad ha de abrazarse en el momento, y descuidarla es el mayor destructor del mundo. Lo que arruina, no solo es negarse, sino retrasarse. Todo lo que el diablo pretende y desea es tu ahora, tu oportunidad presente. Te ofrecerá a Dios mañana, diciéndote "déjame tener tu presente, y dale a Dios todo el futuro". Pocos son los que niegan, pero la mayoría retrasa. La oportunidad presente es un breve espacio de tiempo; no lo desperdicies. No puede ser reclamada cuando ha pasado, sino que es una pérdida irrecuperable. Esaú perdió su día, y las vírgenes insensatas no pudieron traspasar la puerta cerrada del cielo. El tiempo te está apremiando a la tumba. No tienes seguridad de recibir otra oportunidad. La muerte puede llamar sin advertencia. El infierno está tan lleno de almas como lo está de propósitos dejados para después. ¡Qué no daría un alma perdida por un pedazo de tiempo desperdiciado! Nada puede compensar el descuido de la salvación, sin embargo, la salvación puede recompensar nuestro descuido de todas las demás cosas.
-William Jenkin
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