martes, 31 de diciembre de 2019

Convicción y dolor (A.W. Tozer)



Juan 3:8-9

8 El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.

9 Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto?

Considero que es bueno que todavía algunos hagan preguntas como estas en nuestras iglesias: "¿Qué es lo que debería suceder en una conversión genuina a Cristo?" y "¿Qué debería sentir una persona en la transición al nuevo nacimiento?".

Si se me pregunta, mi respuesta es esta: "¡Debería haber un llanto de dolor real y genuino!" Es por eso que no me impresiona el tipo de evangelismo que trata de invitar a las personas a una comunión con Dios haciéndoles firmar una tarjeta. Debe haber un nacimiento, un nacimiento desde lo alto. ¡Debería haber el terror de vernos a nosotros mismos en violento contraste con el santo, santo Dios! A menos que vayamos a este lugar de convicción y dolor en lo que respecta a nuestro pecado, no estoy seguro de lo profundo y real que será nuestro arrepentimiento. El hombre a quien Dios use, debe quedar desecho, ser humilde y moldeable. Debe ser, como el atónito Isaías, un hombre que haya visto al Rey en su hermosura.

Señor, quedo desecho en tu presencia. Vengo confiadamente, como tú me dices que debo hacer, pero humillado de verdad por tu santidad. Ayúdame a mantener esta perspectiva mientras miro hacia ti.

-A.W. Tozer

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