lunes, 30 de diciembre de 2019

Convirtiendo deseos en oraciones





Salmos 37:4

Pon tu delicia en el Señor,
y Él te dará las peticiones de tu corazón.

No hemos de avergonzarnos de expresar nuestros santos deseos a Dios en oración. Un cristiano ora por lo que desea, y desea aquello por lo que ora. Si no es así, es un hipócrita. Si una persona está orando por ser librada de la tentación, pero no está dispuesta a que le arrebaten el cebo de ella, está orando sin deseo. Muchos son los que oran 'no nos metas en tentación', y luego corren hacia la tentación. Alimentan sus ojos, oídos y sentidos con cosas vanas. Sus vidas no son otra cosa que satisfacer sus malos deseos. Y existen muchas personas que desean aquello por lo que no se atreven a orar, ya que saben que es malo. Pero un cristiano, ora por lo que desea. Cuando tenemos deseos santos, instigados por Dios, los convertiremos en oraciones. La oración es más que un deseo, es un deseo elevado a Dios.

Convirtamos nuestros deseos en oración, porque esta es la forma de obtenerlos con prontitud. La razón para orar por nuestros deseos es para mantener nuestra relación estrecha con Dios. Nunca hemos de apartarnos de la oración a Dios sin recibir bendición y consuelo. Él nunca despide de su presencia con las manos vacías a alguien que sepa lo que desea y acude a Él con un corazón lleno de gracia. Además, cuando damos a conocer nuestras peticiones delante de Dios en oración, esto trae paz (ver Filipenses 4:6-7). Si Dios no concede lo que pedimos, su paz que sobrepasa todo conocimiento guardará nuestros corazones y nuestras mentes. Así, cuando colocamos nuestras peticiones delante de Dios con acción de gracias por lo que hemos recibido, el alma encontrará paz. Por tanto, convirtamos nuestros deseos en oraciones, para mantener una comunión perpetua y un trato familiar con Dios. Esta familiaridad con Él es provechosa y trae consuelo.

-Richard Sibbes.

No hay comentarios: