Salmos 42:1-2: "Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?"
No está mal querer ser aliviado y orar por ello. A veces está bien orar por la derrota de los enemigos. Pero Dios mismo es más importante que todo eso.
Cuando pensamos y sentimos con Dios en los salmos, este es el resultado principal: Llegamos a amar a Dios, queremos ver a Dios, estar con Dios y obtener satisfacción admirando y gozándonos en Dios.
Una traducción probable para el versículo 2 sería: "¿Cuando vendré y veré el rostro de Dios?" La respuesta final a esta pregunta fue dada en Juan 14:9 y 2 Corintios 4:4. Jesús dijo: "El que me ha visto a mí ha visto al Padre". Y Pablo dijo que cuando somos convertidos a Cristo vemos "la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios".
Cuando vemos el rostro de Cristo, vemos el rostro de Dios. Y vemos la gloria de su rostro cuando escuchamos la historia del evangelio de su muerte y resurrección. Es "el evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios"
Que Dios aumente tu hambre y tu sed por ver el rostro de Dios. Y que conceda tu deseo a través del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.
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