jueves, 28 de agosto de 2014

Como luchar contra la ansiedad. Devocional John Piper 10/09

1 Pedro 5:7: "echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros"

 

Salmos 56:3 dice: "En el día que temo, Yo en ti confío".

Date cuenta de que él no dice: "nunca tengo miedo". El miedo viene, y la batalla comienza. Así que la Biblia no asume que los verdaderos creyentes no tendrán ansiedad. En lugar de eso la Biblia nos dice como luchar cuando esta golpea.

Por ejemplo, 1 Pedro 5:7: "echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros". No dice: "nunca tendrás ansiedades". Dice que, cuando las tengas, las eches sobre Dios. Cuando el barro salpica el parabrisas y pierdes temporalmente vista de la carretera y comienzas a desviarte en ansiedad, activa los limpiaparabrisas y echa agua.

Así que mi respuesta a la persona que tiene que tratar con sentimientos de ansiedad todos los días es decir: es más o menos normal. Al menos para mí, desde mis años de adolescente. El asunto es: ¿Cómo luchamos contra ellos?

La respuesta esta pregunta es: luchamos contra la ansiedad luchando contra la incredulidad y por la fe en la gracia venidera. Y la forma en que peleas "la buena batalla" es meditando en la seguridad que da Dios en su gracia venidera y pidiendo la ayuda de su Espíritu.

Los limpiaparabrisas son las promesas de Dios que limpian el barro de la incredulidad, y el líquido de limpiaparabrisas es la ayuda del Espíritu Santo. La batalla para ser liberados del pecado se lucha como dice 2 Tesalonicenses 2:13 "por el Espíritu y la fe en la verdad".

La obra del Espíritu y la Palabra de verdad. Estos son los grandes edificadores de la fe. Sin la obra del Espíritu que suaviza, los limpiaparabrisas de la Palabra simplemente arañan el barro pegado de la incredulidad.

Ambos son necesarios. El Espíritu y la Palabra. Leemos las promesas de Dios y oramos para pedir ayuda a su Espíritu. Y mientras el parabrisas se aclara para que podamos ver el bien que Dios planea para nosotros (ver Jeremías 29:11), nuestra fe se hace más fuerte y el desvío de la ansiedad se suaviza.

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