sábado, 16 de agosto de 2014

Cuando el amor de Dios es más dulce. Devocional John Piper 25/08

Efesios 5:25-26 :"Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra"

 

Si tu esperanza es solo por el amor incondicional de Dios, entonces tu esperanza es grande, pero a la vez demasiado pequeña.

El amor incondicional de Dios no es la experiencia más dulce de su amor. La experiencia más dulce es cuando su amor dice: "Te he creado tan parecido a mi Hijo que  me deleito al verte y al estar contigo. Eres una alegría para mí, porque estás radiante con mi gloria".

La experiencia más dulce es condicional a nuestra transformación en el tipo de personas cuyas emociones, decisiones y acciones agradan a Dios.

El amor incondicional es la fuente y el cimiento de la transformación humana que hace posible la dulzura del amor condicional. Si Dios no nos amara de forma incondicional, no podría penetrar nuestras vidas poco atractivas, traernos a la fe, unirnos con Cristo, darnos al Espíritu y hacernos progresivamente como Jesús.

Pero cuando Él incondicionalmente nos elige, y envía a Cristo a morir por nosotros, y nos regenera, Dios pone en marcha un proceso imparable de transformación que nos hace gloriosos. Nos da un esplendor acorde a su favorito, el de Cristo.

Hemos de ver esto en Efesios 5:25-27 que dice: "Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella [este es el amor incondicional], para santificarla ...  a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa" - Esta es la condición en la que se deleita.

Es inexpresablemente maravilloso que Dios ponga su favor incondicionalmente sobre nosotros mientras somos aun pecadores incrédulos. La razón final por la que esto es maravilloso es que este amor incondicional nos lleva al eterno disfrute de su gloriosa presencia.

Pero la cima de ese disfrute es que, no solamente vemos su gloria, sino que también la reflejamos: (2 Tesalonicenses 1:12): "El nombre de nuestro Señor Jesucristo sea glorificado en vosotros, y vosotros en él"

No hay comentarios: