Mateo 6:31-34: "No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal"
Mateo 6 contiene al menos siete promesas diseñadas por Jesús para ayudarnos a pelear la buena batalla contra la incredulidad y ser libres de la ansiedad. En las partes 1 y 2 vimos las promesas 1-4. Ahora veremos las promesas de la 5 a la 7.
PROMESA #5: No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas (Mateo 6:31-32)
No pienses que Dios ignora tus necesidades. Él sabe de todas ellas. Y Él es nuestro "Padre celestial". No es alguien que mira con indiferencia desde la distancia. Él se preocupa y actuará para suplir tu necesidad cuando el tiempo sea más oportuno.
PROMESA #6: Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas (Mateo 6:31-32)
Si te entregas a la causa de Dios en el mundo, en lugar de estar ansioso acerca de tus necesidades materiales privadas, él se va a asegurar de que tengas todo lo que necesitas para hacer su voluntad y darle gloria.
Esto es similar a la promesa de Romanos 8:32 "¿Cómo no nos dará [Dios] también con Él [Cristo] todas las cosas?"
PROMESA #7: Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal (Mateo 6:34)
Dios se va a asegurar de que ningún día seas probado más allá de lo que puedes soportar (1 Corintios 10:13). Él trabajará para ti de forma que "como tus días sean tus fuerzas" (Deuteronomio 33:25)
Cada día no tendrá más problemas de los que puedas soportar, y cada día tendrá misericordias suficientes para el estrés de ese día (ver Lamentaciones 3:22-23)