Juan 15:9-10
9 Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. 10 Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Cristo enseñó a sus discípulos que permanecer en Él era permanecer en su amor. La hora de su sufrimiento estaba cerca, y no podía hablarles mucho más. Sin duda tenían muchas preguntas que hacerle acerca de su amor y de permanecer en Él. Jesús se anticipa y satisface sus deseos, entregando su propia vida como la mejor expresión de su mandamiento.
En su vida de humillación sobre la tierra, Él probó la bendición y la fuerza de saberse objeto de un amor infinito, y permaneció en Él todos sus días. Con su propio ejemplo te invita a aprender que es en esto que puedes encontrar el secreto de tu descanso y gozo. Eres uno con Él: entrégate para ser amado por Él, deja que tus ojos y tu corazón se abran al amor que brilla y te presiona por todos lados.
El creyente que estudia la vida de Cristo como patrón y promesa de lo que su vida puede ser, aprende a entender como el versículo "separados de mí nada podéis hacer" es el preámbulo de "todo lo puedo en Cristo que me fortalece". La dependencia, la sujeción y el auto sacrificio son para el cristiano lo que fueron para Cristo: el camino bendito de la vida. Tal y como Cristo vivió por medio y en el Padre, el creyente vive por medio de Cristo y en Él.
Cristo es la revelación del Padre sobre la tierra. Podía ser su revelación porque el Padre lo amaba, y vivía en ese amor. Los creyentes son la revelación de Cristo sobre la tierra. Solo pueden serlo cuando existe una unidad perfecta. Somos sus representantes, su revelación al mundo de que Cristo nos ama con un amor infinito, y entrega todo lo que tiene.
-Andrew Murray
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