lunes, 6 de abril de 2020

Cuando está bien llorar - Jeremiah Burroughs

Mateo 5:4

Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados.


Ciertamente los que lloran por el pecado, por el suyo propio y por el de otros, son benditos y serán consolados. ¿Cuándo se está llorando con gracia por el pecado? En primer lugar, cuando se llora porque es contra Dios. Davíd oraba "Solo contra ti he pecado" (Salmos 51:4). David había pecado contra Urías, contra su reino y contra su propia alma, pero, por encima de todo, ¡había pecado contra Dios! También cuando oramos porque el pecado es el mayor de los males. La mayor tristeza de Pablo era por el pecado (ver Romanos 7:24). Pablo nunca clamó "miserable de mí" por haber sufrido muchas aflicciones, sino solamente por su pecado. También llorar por el pecado es algo lleno de gracia porque esto está de acuerdo con la ley. Muchas personas se afligen por el pecado, pero, en su espíritu, están en contra de la santidad de la ley que prohíbe el pecado. No quieren ser molestados por su pecado y desearían que no hubiera una ley que lo prohibiera, ni advertencias de Dios contra el mismo. Un llanto lleno de gracia se deleita y aprueba la ley de Dios.

Llorar ha de llevar el corazón a Jesucristo. Muchos hombres y mujeres que se ven atormentados por su pecado piensan que Dios quedará satisfecho con sus llantos. Pero lamentarse desde el corazón por mil años nunca satisfará la justicia de Dios. El llanto no será nada a menos que te conduzca a Jesucristo para satisfacer la justicia de Dios. El llanto que nos lleva a Cristo es un llanto bendito.

También el llanto es adecuado cuando el corazón se dispone contra el pecado. Un llanto que lleva gracia no se lamenta por el pecado para seguir viviendo en él, sino que rompe lo que ligaba al pecado. El alma se hace tan sensible al mal del pecado que rompe con el mismo para siempre. El pecado se convierte en algo amargo, y el alma le dice adiós. Aunque el pecado pueda vencernos por medio de las debilidades, el alma renuncia a él, estableciéndose para siempre en su contra.

El llanto es bendito cuando es una obra libre en el alma. El alma libre y voluntariamente se inclina ante las Escrituras, se deleita en escuchar cualquier verdad de Dios, y bendice a Dios por haber abierto sus ojos para entender la maldad del pecado.

-Jeremiah Burroughs

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