domingo, 5 de abril de 2015

La clave para un amor radical. Devocional John Piper Solid Joys 21/04

 
Mateo 5:11-12: "11 Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. 12 Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros"
Una de las preguntas que planteé hace poco, mientras predicaba acerca de amar a los enemigos desde el texto de Mateo 5:44, era ¿Cómo se puede amar a alguien que te secuestra y luego te mata?

¿Cómo hacemos esto? ¿De dónde sale el poder para amar de esa forma? ¡Simplemente pensemos en lo sorprendente que se ve esto en el mundo real! ¿Podría algo mostrar más la verdad, realidad y el poder de Cristo que esto?

Creo que Jesús nos da la clave para este amor radical y sacrificial en el mismo capítulo.

En Mateo 5:11-12, nos habla de nuevo sobre ser perseguidos. Lo que es destacable acerca de estos versículos, es que Jesús nos dice, no solo que soportemos el mal trato de los enemigos, sino que nos regocijemos en medio de él. Esto parece estar aun más fuera de nuestro alcance. Si pudiésemos hacer esto, si nos regocijásemos cuando somos perseguidos, entonces sería posible amar a nuestros perseguidores. Si el milagro del gozo en medio del horror de la injusticia, del dolor y la pérdida, pudiese suceder, entonces el milagro del amor hacia los que lo provocan también podría suceder.

Jesús da la clave para el gozo en estos versículos. Él dice "Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos". Creo que este gozo es el poder liberador para amar a nuestros enemigos cuando nos persiguen. Si esto es verdad, entonces el mandamiento para amar es en realidad un mandamiento para que pongamos nuestra mente en las cosas de arriba, y no en las de la tierra (como dice Colosenses 3:2).

El amar a nuestros enemigos es un mandamiento a que encontremos nuestra esperanza y satisfacción en Dios y en su gran recompensa: su gracia venidera. La clave para el amor radical es la fe en la gracia que vendrá. Debemos persuadirnos, en medio de nuestra agonía, de que la misericordia de Dios es "mejor que la vida" (ver Salmos 63:3). Amar al enemigo no nos gana la recompensa del cielo. Es el atesorar la recompensa del cielo lo que nos da poder para amar al enemigo.

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