martes, 17 de junio de 2014

¿Qué tipo de oración agrada a Dios? Devocional John Piper 17/06


"miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra". (Isaías 66:2)


La primera marca de un corazón recto, es que tiembla ante la Palabra de Dios.

Isaías 66 trata sobre  el tema de que algunas personas adoran de una manera que agrada a Dios y otras adoran de forma que no le agrada. El versículo 3 describe a los malvados que traen sus sacrificios: "El que sacrifica buey es como si matase a un hombre; el que sacrifica oveja, como si degollase un perro". Sus sacrificios son una abominación para Dios, comparable a un asesinato ¿Por qué?

En el versículo 4 Dios lo explica: "llamé, y nadie respondió; hablé, y no oyeron". Sus sacrificios eran abominaciones para Dios porque la gente estaba sorda a su voz. Pero ¿qué hay de aquellas oraciones que Dios escuchó? Dios dice en el versículo 2: "miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra".

De esto concluimos que la primera marca de los rectos, de aquellos cuyas oraciones son un deleite para Dios, es que ellos tiemblan ante su Palabra. Ellos son los que el Señor mirará.

Por tanto la oración de los rectos, en la que Dios se deleita, sale de un corazón que, al principio, se siente precario en la presencia de Dios. Tiembla al escuchar la Palabra de Dios, porque se siente muy alejado del ideal de Dios, se siente muy vulnerable a su juicio, se siente muy inútil, y le duelen muchos sus faltas.

Precisamente esto es lo que David dijo en Salmos 51:17: "Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios". La primera cosa que hace que una oración sea aceptable para Dios, es el quebrantamiento y humildad de aquel que ora.

https://www.youtube.com/watch?v=FMSjSGYB3Ms

Traducido de: http://solidjoys.desiringgod.org/en/devotionals/what-kind-of-prayer-pleases-god





viernes, 6 de junio de 2014

¿Por qué llevaba Judas el dinero?

Jesús puso a un ladrón a cargo de la bolsa del dinero. ¿Nunca te ha extrañado?

María derramó perfume a los pies de Jesús, un perfume que valía un año entero de sueldo, y Judas, al verlo, juzgó que el acto de adoración de María era un gran desperdicio porque "era ladrón, y teniendo la bolsa, sustraía de lo que se echaba en ella" (Juan 12:6)

Pero, para empezar ¿por qué Judas llevaba la bolsa?

Poniendo ejemplos


Jesús podía haber dado la bolsa a Natanael, "un verdadero israelita, en quien no hay [había] engaño" (Juan 1:47), o a Juan "el díscípulo que amaba a Jesús" (Juan 21:20), o a Leví, que tenía mucha experiencia en finanzas (Lucas 5:27). Pero no lo hizo. Jesús eligió a Judas como tesorero de su ministerio itinerante sin ánimo de lucro.

Nos podríamos sentir hasta tentados a ofrecer al Señor consejería sobre la buena mayordomía del dinero. Los donativos daban apoyo financiero al ministerio (Lucas 8:3), y Jesús había asignado al tipo que sabía que era un "diablo" (Juan 6:70) para que manejase el dinero. Pero fue algo hecho intencionadamente. Jesús sabía que Judas robaba. ¿Por qué lo permitía?

Jesús había dicho: "No os hagáis tesoros en la tierra, donde ... ladrones minan y hurtan" (Mateo 6:19-20). Al dejar que Judas llevase la bolsa del dinero, Jesús nos estaba mostrando, a través de este ejemplo, lo que quería decir.

Jesús dijo: "Donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón" (Mateo 6:21). Jesús nos mostró en Judas cómo endurece el corazón, como lo ciega, y como lo quebranta el poner nuestro tesoro en cosas equivocadas.

Y Jesús también dijo "Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas" (Mateo 6:24). En Judas, Jesús nos mostró un alarmante ejemplo del aspecto que tiene amar el dinero y odiar a Dios.

Lo sorprendente en Judas


Lo que sorprende es que, el amar el dinero y odiar a Dios, puede parecerse a la devoción durante un periodo prolongado de tiempo.

Durante un buen tiempo, la reputación de Judas fue la de un discípulo y compañero cercano de Jesús. Judas vivió con Él y los otros once durante lo mejor de tres años. Caminó por largos caminos polvorientos con sus camaradas misioneros. Comió con ellos, se sentó con ellos alrededor del fuego, hablando del reino de Dios, y oró como ellos. Escuchó más sermones de Jesús que casi cualquiera. Recibió del Mesías instrucción personal. Fue testigo de los increíbles milagros de Jesús y vio como el Padre les proveía para sus necesidades una y otra vez.

Durante el tiempo que Judas fue parte de los doce, hizo externamente las cosas correctas. Es sorprendente que ninguno de los discípulos compañeros de Judas percibiera su engaño. Incluso cuando Jesús finalmente le envió a ejecutar su traición, los otros no sospecharon de él (Juan 13:28-29). Fue un golpe sorprendente y entristecedor para todos cuando al final vendió a Jesús por treinta piezas de plata (Mateo 26:15).

La mascarada de Judas es una lección para nosotros. Los lobos pueden tener un aspecto exterior y sonar casi exactamente igual que las ovejas. Y a veces Jesús, por sus propios motivos, permite que los lobos disfrazados vivan entre las ovejas por largo tiempo y hagan daño antes de que el engaño sea descubierto. Cuando esto sucede, hemos de confiar en que el Señor sabe lo que está haciendo. Judas nos recuerda que incluso los lobos rapaces forman parte del drama de la redención histórica.

En qué no confiar


Pero al darle a sabiendas la bolsa del dinero al deshonesto Judas, Jesús modeló de manera específica para nosotros dónde no debemos poner nuestra confianza: en el dinero. Jesús confió en su Padre, no en el dinero, para proveerle de todo lo que necesitaba para cumplir su llamado. Durmió en paz cada noche, sabiendo que Judas estaba robando.

Judas, por otra parte, se convirtió en el arquetipo de 1 Timoteo 6:10 "porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores". En el ejemplo de Judas, Jesús nos advierte que el amor al dinero puede ser tan engañoso como para llevarnos a vender un Tesoro eterno sólo por un puñado de monedas. El poder seductor de las riquezas debe hacernos temblar.

No todas las partes de esta historia tienen una aplicación directa para nosotros. No es la intención de Jesús que sigamos su ejemplo asignando ladrones como tesoreros. Solamente Dios es tan sabio como para hacer eso.

Pero lo que si quiere Jesús es que sigamos su ejemplo a la hora de buscar el reino primero, creyendo que todas nuestras necesidades serán cubiertas por nuestro Padre (Mateo 6:33). Su palabra para nosotros es "No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino" (Lucas 12:32). Nuestro Padre puede darnos fácilmente todo lo que un ladrón pueda robar.

Traducido del artículo "Why was Judas carrying the moneybag?" por Jon Bloom

viernes, 25 de abril de 2014

Las Cosas no Siempre son lo Que Parecen -Rut

La última vez que Noemí estuvo en su ciudad natal en Judá, los campos de cebada estaban desiertos.

El hambre había provocado el temor de no tener nada que comer, y su esposo Elimelec, no era un hombre paciente ni aún en la abundancia. Elimelec estaba convencido de que tendrían una vida mejor en Moab. Esto había asustado a Noemí tanto como el hambre, porque en Moab no existía ningún temor de Yahweh.

Los Moabitas adoraban a Quemos, un dios sediento de sangre. Noemí había orado desesperadamente para que llegara una buena cosecha y no tuvieran que irse. Pero Yahweh no se había movido, así que fue su marido el que se movió y la llevó a ella y a sus dos hijos hacia allí.

Ahora, una década después, Noemí regresaba a su hogar. Los campos de cebada de Belén estaban llenos y maduros, pero era su casa la que estaba desierta. En Moab había sufrido la pérdida de sus hombres, y por eso, cuando la saludaban, respondíó:

-"No me llaméis Noemí, sino llamadme Mara; porque en grande amargura me ha puesto el Todopoderoso"

Los 10 años habían sido duros. Su esposo Elimelec había muerto al año de llegar, pero ella, atrapada entre el hambre que aún había en Judea y la cosecha que ya tenía plantada en Moab, no podía regresar.

Las cadenas aún la atraparon más cuando Mahlón y Quelión, sus hijos, se casaron cada uno con una mujer Moabita. Le dolió mucho al principio, pero Rut  y Orfa la sorprendieron, siendo para ella consuelo en lugar de tristeza. Pronto llegó a amarlas como a hijas.

Especialmente a Rut. Era maravilloso que una mujer así hubiese llegado a ser esposa de Mahlón. Noemí nunca había conocido a nadie como esa joven. Rut era amable y sabia, algo poco usual para su edad, y también era la que más trabajaba en la casa. Todo un oasis de alegría en el desierto particular de Noemí en las tierras Moab.

Pero de nuevo el Señor había traído un desastre sobre ella cuando sus hijos Mahlón y Quelión murieron. Esto la dejó desamparada, sin amor, sin hombres, sin riqueza. Quedó sin nada en una tierra en la que nadie se preocupaba por ella.

La muerte de sus hijos le arrebataría también a Rut y a Orfa, las únicas personas en ese lugar olvidado de Dios a las cuales le importaba algo. Fue como dos puñales clavados en su corazón, pero sin matrimonios a la vista o ningún otro medio para proveerlas, Noemí sabía que tenía que decir a las jóvenes que se marcharan. La mejor oportunidad que tenían las muchachas era volver a casa de sus padres y tener la esperanza de volver a casarse algún día. En cuanto a ella, volvería a casa con la esperanza de vivir de la buena voluntad de alguien que perteneciese al clan del difunto Elimelec.

Para las jóvenes, la decisión de Noemí  fue dura . Lloraron juntas por los muertos y por la muerte de la vida que habían conocido. Ambas muchachas temían por la supervivencia de su suegra y expresaron su disposición por quedarse con ella. Pero Noemí no quiso escucharlas y Orfa desistió y se fue.

Pero no Rut. No quiso pensar en abandonar a Noemí, y cuando esta la presionó, hizo un juramento a Yahweh: "Dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Donde tú murieres, moriré yo, y allí seré sepultada; así me haga Yahweh, y aun me añada, que sólo la muerte hará separación entre nosotras dos" (Rut 1:16-17). El juramento no podía romperse, y Noemí se alegró y se entristeció a la vez.

Lo extraño es que en el favor de Rut hacia ella, Noemí reconoció el suave aroma del favor de Yahweh. Sin embargo, al llegar a Belén después de su sufrimiento en Moab, ella no podía ver que sus lágrimas estuviesen produciendo una cosecha. Todo parecía una tragedia.

Así parecía y así se sentía. Pero en realidad no era así.

En realidad el hambre, la emigración a Moab, las muertes de Elimelec, Mahlón y Quelión, la lealtad de Rut, el regreso en la cosecha de la cebada, la aparición de Booz y la de los compatriotas que no quisieron redimir a Rut, todo formaba parte del plan de Dios para redimir a millones de personas e injertar a una Moabita en la línea de sangre real del Mesías. Nadie podía haber visto esto desde su propia perspectiva particular.

Eso es lo que debemos recordar en nuestros tiempos de amargura, pérdida y desolación. Rara vez las cosas se parecen a lo que son en realidad. A veces parece que el Todopoderoso está tratando muy duramente con nosotros, cuando en todo tiempo está haciendo más bien del que podemos imaginar a nosotros y muchos otros.

Los propósitos de Dios en las vidas de sus hijos siempre son de gracia. Siempre. Si no lo parecen, no confíes en tu percepción. Confía en las promesas de Dios. Porque Él siempre está cumpliendo promesas.

Para leer la historia completa de Rut, pulsa aqui: El libro de Rut

Traducido del original por Jon Bloom en "when it seems like God did you wrong"

martes, 22 de abril de 2014

La Sencillez de un Par de Botones - Cuento Cristiano

Un hombre tenía dificultades para oír, pero no hasta el punto de que fuese necesario comprar un costoso audífono. Estaba cansado de pedir a la gente que hablasen más alto, así que se puso a pensar y llegó a una simple pero novedosa idea.

Ató dos botones pequeños a un hilo, y puso un botón en el bolsillo de su camisa y otro en su oreja. La gente, al ver el hilo que iba desde su bolsillo hasta su oreja, llegaba a la conclusión de que el hombre tenía problemas de audición, y sin decirles nada, le hablaban más alto.

El invento resultó ser simple, barato y efectivo.

La lección es que nunca debemos pasar por alto el poder de la sencillez.

2 Corintios 11:3

"Pero temo que, así como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestras mentes sean desviadas de la SENCILLEZ Y PUREZA de la devoción a Cristo."

Gracias a Dios porque hizo el mensaje de salvación tan simple que toda la humanidad puede entenderlo

Basado en un post de Ray Comfort

jueves, 6 de febrero de 2014

¿Por qué los Malos no Son Castigados?

Mucha gente se pregunta ¿Por qué hay tanta injusticia en el mundo? ¿Cuándo se va a acabar tanta maldad? ¿Por qué Dios no castiga el mal? la respuesta es: Por paciencia, benignidad, y en espera del arrepentimiento. Nunca por injusticia.

El incrédulo cree que puede actuar como quiera, porque no habrá consecuencias. Dice "Mira, hice algo malo y no pasó nada, nadie me castigó, ni lo va a hacer. Por tanto seguiré haciéndolo". Aún muchos creyentes piensan a veces que el mal parece campar sin control y sin consecuencias aparentes.

Pero esto es confundir paciencia con injusticia:

Romanos 2: 4-9
4 ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento? 5 Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, 6 el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: 7 vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, 8 pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia; 9 tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego,

El incrédulo que en su maldad dice "no habrá consecuencias" y continúa haciendo mal sin arrepentirse, es como un hombre que afirma que la gravedad no existe. Para demostrarlo se tira de un rascacielos de 20 plantas, y cuando va por el segundo piso, a punto de estrellarse contra el suelo, grita:

-"¡Ves, te lo dije! ¡No pasa nada!"

-Basado en un post de Ray Comfort

miércoles, 5 de febrero de 2014

Leonard Ravenhill sobre David Livingstone

"En Escocia, a nueve millas de Glasgow, hay una gran casa, un monumento nacional a David Livingstone. Allí hay un modelo que muestra como era el cuarto donde murió, el lugar en el que oró durante años y años. Es una casa como las de la India, hecha de bambú y con hojas cosidas. Y allí estaba, arrodillado sobre la cama (si puede llamarse así a dos palos de bambú con algunas hojas encima), con la llama de una vela temblando cerca de él. Decían que cada noche el se arrodillaba en esa cama y lo escuchaban clamar con sus manos levantadas: "Dios ¿cuándo serán sanadas las heridas del pecado de este mundo?"

Él luchó contra los tratantes de esclavos Portugueses. Hizo muchas, muchísimas cosas maravillosas. ¿Por qué? Porque tenía su Getsemaní particular. Su preciosa esposa murió y la tuvo que enterrar en la jungla junto con el hijo que llevaba, al lado de su madre. También otro hijo que tuvo murió, y lo enterró.

Pero la tristeza no cambió su celo por Dios, sino que añadió combustible a la llama. "El diablo está intentando robarme, el diablo está intentando obstaculizarme", decía, y trabajaba aún con más ahínco. Oró más de lo que había orado nunca. Decían que noche tras noche su voz hacía eco a través del bosque, "Oh Dios ¿cuándo serán sanadas las heridas del pecado de este mundo?"

- Leonard Ravenhill

Traducido de http://www.leonard-ravenhill.com/thoughts-on-the-life-of-david-livingstone/233.html

jueves, 30 de enero de 2014

Ríndete a la Providencia de Dios - J.C. Ryle


No hay nada, ya sea grande o pequeño, que pueda suceder a un creyente sin la orden y el permiso de Dios.

El gobierno de Dios mediante su providencia sobre todo en este mundo, es una verdad sobre la que los filósofos Griegos y romanos no tenían concepto alguno. Es una verdad que se revela especialmente a nosotros en la palabra de Dios (ver Mateo 10:29-30). Tal y como el telescopio y el microscopio nos muestran que existe un orden y diseño en todas las obras de la mano de Dios, desde el planeta más grande hasta el insecto más pequeño, de igual manera la Biblia nos enseña que existe sabiduría, orden y diseño en todo lo que sucede en nuestra vida diaria. No existe la "casualidad", la "suerte", o el "accidente" en el viaje Cristiano a través de este mundo. Todo está organizado y dispuesto por Dios. Y todas las cosas "ayudan a bien" al creyente. (Romanos 8:28).

Si profesamos ser creyentes en Jesucristo, busquemos tener un sentimiento interior de la mano de Dios en todo lo que nos acontece. Esforcémonos por darnos cuenta de que la mano del Padre está midiendo nuestra porción diaria, y que nuestros pasos están ordenados por Él. Una fe de este tipo, práctica y diaria, es uno de los grandes secretos de la felicidad, y un antídoto poderoso contra la murmuración y el descontento. Debemos intentar sentir en el día de la prueba y la decepción que todo está bien y bien hecho. Debemos intentar sentir en el lecho de enfermedad que debe haber un 'tiene que ser así', Debemos decirnos a nosotros mismos, 'Dios podría alejar de mí estas cosas si pensase que es lo adecuado. Pero no lo hace, y por tanto tienen que ser para mi bien. Me quedaré quieto y lo soportaré con paciencia. Tengo un 'pacto perpetuo, ordenado en todas las cosas, y será guardado'. (2 Samuel 23:5) Lo que agrade a Dios, me agradará a mí.'

- J.C. Ryle (1816-1900)

Traducido de "Yielding to God's providence"