Juan 20:30-31: "30 Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. 31 Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre"
Siento de manera muy fuerte que, entre aquellos de nosotros que hemos crecido en la iglesia y que podemos recitar en sueños las grandes doctrinas de nuestra fe, aquellos que bostezamos mientras decimos el Credo de los Apóstoles, entre nosotros, se debe hacer algo para ayudarnos a sentir una vez más el temor, el asombro, la maravilla del Hijo de Dios, engendrado por el Padre desde la eternidad, reflejando toda la gloria de Dios, siendo la misma imagen de su persona, a través del cual todas las cosas fueron creadas, que sostiene el universo por la palabra de su poder.
Podríamos leer todos los cuentos de hadas que se han escrito jamás, todas las novelas de misterio y de fantasmas, y nunca encontraríamos nada tan impactante, tan extraño, tan raro y fascinante como la historia de la encarnación del Hijo de Dios.
¡Qué muertos estamos! ¡Qué duros e insensibles a su gloria y su historia! Cuántas veces he tenido que arrepentirme y decir: "Dios, siento que las historias que han creado los hombres hayan encendido mis emociones, mi asombro, mi maravilla y mi gozo más que tu propia historia real".
Las historias espaciales de nuestro tiempo, como la Guerra de las galaxias o El imperio contraataca pueden hacer un gran bien por nosotros: pueden humillarnos y llevarnos al arrepentimiento, al mostrarnos que de verdad somos capaces de asombrarnos, sorprendernos y maravillarnos, cuando rara vez sentimos lo mismo al contemplar al Dios eterno y al Cristo cósmico, y al contacto real y vivo entre ellos y nosotros en Jesús de Nazaret.
Cuando Jesús dijo: "Por este motivo he venido al mundo" estaba diciendo algo tan alocado, extraño, raro y original como cualquier frase que podamos haber escuchado en la ciencia ficción que hayamos leído.
Oro para que el Espíritu de Dios se rompa sobre mi y sobre vosotros, para que el Espíritu Santo entre en mi experiencia de forma atemorizante, para despertarme a la inimaginable realidad de Dios.
Cualquiera de estos días el relámpago va a llenar el cielo desde el oriente hasta occidente, y va a aparecer en las nubes alguien con la apariencia de hijo de hombre, con sus poderosos ángeles en una llama ardiente. Y le veremos claramente, y temblaremos, ya sea de terror o de pura emoción, y nos preguntaremos como hemos vivido durante tanto tiempo con un Cristo tan domesticado e inofensivo.
Estas cosas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios que vino al mundo. Para que las creáis de verdad.
https://www.youtube.com/watch?v=UfKPifNK3Og
Traducido de: http://solidjoys.desiringgod.org/en/devotionals/that-you-may-believe
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