Lucas 24:45
"Entonces les abrió el entendimiento ..."
El conocimiento de lo espiritual se diferencia en el aspecto intelectual y el práctico. El primero tiene su asiento en la mente, el segundo en el corazón. Este último es algo particular de los creyentes, y, en el lenguaje de los apóstoles es "La eminencia o excelencia del conocimiento de Cristo".
Y, ciertamente, hay poca excelencia en todas esas nociones triviales que adornan los labios con discursos, a menos que, por una dulce y poderosa influencia, lleven a la conciencia y a la voluntad a la obediencia a Cristo. La luz en el entendimiento es un antecedente necesario al dulce y divino movimiento y elevación de las emociones, porque cuanto más lejos está una persona de la luz de la verdad, más lejos debe estar del calor de la comodidad. El avivamiento divino se engendra en el corazón, mientras que el sol de justicia esparce los rayos de verdad al entendimiento, y el alma se sienta bajo sus alas. Sin embargo toda la luz del evangelio esparciéndose y difundiéndose en la mente no puede nunca abrir el corazón para salvación ni cambiarlo sin que se produzca otro acto de Cristo sobre él. Y este acto consiste en aquello que nos informa el texto: "Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras"
Cristo actuó sobre sus entendimientos, los abrió. Con entendimiento no quiere decir solo la mente, en oposición al corazón, la voluntad y las emociones, sino que estas fueron abiertas por y junto con la mente. La mente es para el corazón lo mismo que una puerta para una casa: lo que entra en el corazón entra por el entendimiento. Este efecto sin duda se incluye siempre, aunque la verdad a veces no vaya más allá de la entrada, ni penetre el corazón.
Los expositores hacen un paralelo de esta expresión con la que se encuentra en Hechos 16:14 "El Señor abrió el corazón de Lydia". Y correctamente se observa que una cosa es abrir las Escrituras, es decir, exponerlas y darles significado, como se dice que Pablo hizo en Hechos 18:4, y otra abrir la mente o el corazón, como sucede aquí. Existen dos puertas al alma que están cerradas contra Cristo: el entendimiento por la ignorancia, y el corazón por su dureza. Ambas puertas las abre Cristo. El entendimiento se abre por la predicación del Evangelio. El corazón por la operación interna del Espíritu.
John Flavel (1627–1691), The fountain of life
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