Un oyente escribe al programa "Pregunta al pastor John" diciendo: "Pastor John, gracias por su precisión centrada en Cristo y por el tremendo volumen de enseñanza de su ministerio. Tengo curiosidad por saber cómo hace para producir tanto contenido. ¿A qué hora se levanta, o encuentra tiempo para leer, escribir o comerse sus cereales? Usted menciona su aversión a la televisión en el libro "No desperdicies tu vida", pero ¿Qué consejos tiene para crear un horario diario de manera que maximicemos la vida para Cristo?
El pastor John Piper responde:
Tengo 10 cosas que decir.
1. No me copies.
Antes de nada, cuidado con el querer ser como yo. No conoces los pecados de mi vida. No sabes cuántas cosas he descuidado, ni cuál ha sido el costo de eso. La pregunta real es como ser el tú más pleno, centrado en Dios, exaltador de Cristo, bíblico, amoroso, humilde promotor de misiones, buscador de la justicia y servidor de otros que puedas. No te midas por otros. Mídete por tu potencial en Cristo.
2. Céntrate en grandes metas
Dedica el 10% de tu vida a evitar los obstáculos a la productividad, y el 90% a aferrarte a grandes metas y a perseguirlas con todas tus fuerzas. Poca gente se convierte en productiva evitando los obstáculos a la productividad. No es un buen enfoque, no es de ahí de donde viene la energía. No es de ahí de donde viene la visión.
La gente escribe libros sobre ese tema y hace un montón de dinero, pero no es de ahí de donde nadie consigue hacer algo que merezca la pena. Conseguir hacer cosas que cuenten viene de las posibilidades grandes, gloriosas y maravillosas que te cautivan y te llevan a buscarlas con todas tus fuerzas. Luego, todo lo demás de quitar los obstáculos del camino es un 10% de trabajo de limpieza que tienes que hacer.
3. Ten en cuenta la etapa de tu vida
La vida sucede en etapas, que son muy diferentes unas de otras. Si estás casado y tienes hijos pequeños, esa es una etapa que necesita una gran cantidad de atención sobre los hijos. Si Dios quiere, habrá otra etapa con diferentes posibilidades, diferente potencial, y diferentes prioridades. Al Señor le agradará que te centres en la etapa que estás viviendo con todas tus fuerzas, de acuerdo a las exigencias de esa etapa.
4. Trabaja según el objetivo de tu vida
Dedica tiempo a pensar y a la oración para saber cuál es el gran objetivo que consume tu vida. La expresión del mío se encuentra en Filipenses 1:20-21: "es mi anhelo y esperanza (y aquí está hablando John Piper, no solamente Pablo) es mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte. Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia". Así que es que Cristo sea magnificado en la vida y en la muerte, esparcir una pasión por ese Cristo en las vidas de otros. Ese es el objetivo, ese es el objetivo mayor que incluye todo. Encuentra tu objetivo y hazlo trabajar en todo lo que hagas.
5. Trabaja teniendo pensando que rendirás cuentas a Dios
Ten un sentido arraigado en el Evangelio de rendir cuentas ante el Dios viviente. Es decir, entiende el evangelio y la dinámica espiritual de cómo funciona. No trabajas para entrar en una buena relación con Dios. La dinámica del evangelio no funciona así. Trabajas de la mañana a la noche con todas tus fuerzas porque estás en una buena relación con Dios. Filipenses 2:12-13:"Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque (y esta es el soporte, la base, el fundamento) Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer". Esa es la dinámica del evangelio. "por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo". La gracia de Dios ya había tomado residencia en mí, y estaba trabajando en mí (Ver 1 Corintios 15:10). Y si te equivocas en ese orden, puedes llegar a hacer mucho en la vida e ir directo al infierno con todos tus libros y tus edificios.
Permite que el Señor Jesús intensifique el sentimiento de rendir cuentas en el último día con la parábola de los talentos (Mateo 25:14-30). Él dio a una persona cinco, a otra dos, y a otra persona le dio uno. Vino a llamar a cuentas, y la persona con uno escuchó estás terribles palabras: "Siervo malo y negligente" (Mateo 25:26). Yo no quiero escuchar esas palabras. No quiero hacerlo.
Quiero experimentar lo opuesto, la contrapartida de esas palabras que se encuentra en Lucas 12:42: "¿Quién es el mayordomo fiel y prudente al cual su señor pondrá sobre su casa?" A menudo pensaba en esas palabras cuando era pastor. Estaba "sobre una casa, para darles su ración a su debido tiempo" (Lucas 12:42) "Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así" (Lucas 12:43).
Cuando estaba sentado preparando mis mensajes, escribiendo algo, o dirigiendo a mi familia en el devocional decía: Ven ahora Señor Jesús, y me encontrarás haciéndolo. Eso es lo opuesto al siervo malo y negligente, que enterró tu talento y no hizo nada con él. Ese es el consejo número cinco.
6. Trabaja con urgencia
Añade a tu sentimiento de rendir cuentas a Dios un sentimiento de urgencia "[Nos] es necesario hacer las obras del que [nos] envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar" (Juan 9:4). O Efesios 5:15-16: "Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios ..." literalmente redimiendo el tiempo, "porque los días son malos". O Colosenses 4:5: "Andad sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo". Hay una urgencia en esto. Los días son malos y la noche viene.
7. Acaba con la apatía
Haz lo que hagas con todo el corazón. Deja la apatía. Hay mucha gente que se arrastra por la vida haciendo lo que hacen con apatía, con la mitad de su energía. Si merece la pena hacerlo, entonces merece la pena hacerlo con toda el alma. Eclesiastés 9:10 dice: "Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas". La resolución de Johnathan Edwards probablemente tuvo más impacto sobre mí en los últimos 30 años que cualquier otra cosa que dijera (al menos en sus resoluciones) cuando dijo: "Resuelvo vivir con todas mis fuerzas mientras viva" (resolución número 6). Esas palabras me atraparon hace mucho tiempo. Pensé: "Oh, sí Señor".
Lo opuesto de esto es la palabra que se usa catorce veces en el libro de proverbios: "perezoso". ¿No es una palabra fea? "perezoso". 14 veces. Y ¿qué es un perezoso? Proverbios 20:4 dice: "El perezoso no ara a causa del invierno; Pedirá, pues, en la siega, y no hallará". No quieras ser un perezoso.
8. Persistir, persistir y persistir
Con muchos golpes se hace caer un gran árbol. Eso es muy importante, porque nos desanimamos rápidamente cuando damos mil golpes y el árbol todavía no ha caído. Acabo de terminar de escuchar Robinson Crusoe. Y puedes pensar ¿Qué es esto? ¿Qué hace John Piper escuchando una novela para adolescentes? Nunca he escuchado alguno de esos clásicos, así que los estoy escuchando. Robinson Crusoe, naufrago en una isla, solo, quiere escapar y necesita un bote. La tierra firme está a 45 millas. Puede que haya caníbales allí, y no está seguro de querer ir, pero necesita un bote. No tiene otra cosa que hacer, así que se pone a construir un bote. Encuentra un árbol. El árbol tiene cinco pies y diez pulgadas de grosor en la parte de abajo, y él tiene un hacha. Le lleva 22 días cortar el árbol, 14 días más cortarle las ramas, y un año y medio terminar el bote con el hacha. Yo cortaría el árbol durante un día o dos, y diría: Este árbol no va a caer. Lo dejo. Voy a trabajar en un árbol más pequeño. Así que esa es la clave. Muchos golpes hacen caer un árbol grande. ¿Quieres hacer algo grande? no abandones. Sigue golpeando.
9. Acepta tareas difíciles gozosamente
Ten disposición a hacer con alegría muchas cosas que, en principio, no quieras hacer. Cosas que no te gusten de manera natural. No hay ningún puesto que merezca la pena en la vida en el que solo hagas lo que te sale de forma natural, o que no requiera que hagas cosas que, en principio, no tienes ganas de hacer. Así que sé alegre haciendo esas partes de tu vida que, en principio, preferirías no hacer.
10. Encuentra tu llamado
Finalmente, encuentra tu nicho, es decir, encuentra la cosa que amas hacer con todas tus debilidades y todas tus fortalezas. Dedica la mayoría de tus energías y tu amor ahí para Cristo y para su reino.
Traducido de: http://www.desiringgod.org/interviews/ten-principles-for-personal-productivity
martes, 19 de abril de 2016
lunes, 18 de abril de 2016
Mantenerse motivado en la relación con Cristo
¿Cómo puede un creyente mantener su motivación? Es entendible la motivación del nuevo creyente, pero ¿Cómo podemos mantenernos motivados en el día a día, año tras año?
Creo que la respuesta a mantener una relación viva con Cristo, es en realidad, la misma que para cómo mantener una relación viva con cualquier persona. Cuando mi esposa y yo nos conocimos y comenzamos a salir, había una emoción en la relación y un primer amor. Pero luego empezamos a tener tendencia a darnos el uno al otro por garantizados.
¿Qué hacer con respecto a eso? Te aseguras de cultivar la relación pasando tiempo junto a esa persona. Con mi esposa, procurábamos tener citas juntos aún cuando tuvimos nuestras hijas, o tomarnos vacaciones solos, dejándolas al cuidado de sus abuelos o niñeras de la iglesia. Creíamos que lo mejor que podíamos hacer por nuestras hijas era tener un matrimonio fuerte y disfrutar de nuestro tiempo juntos.
¿Cómo pasamos entonces tiempo con Dios? Abriendo su Palabra y leyéndola regularmente. Por supuesto, esto no lo es todo, pero es una parte significativa de nuestra relación con el Señor. Personalmente, necesito pasar tiempo con la Palabra de Dios todos los días. En aquellos días que no lo hago, noto la diferencia en mi perspectiva eterna (o más bien en la falta de la misma).
Lee la Palabra regularmente
Te animo a que pases un tiempo diario en la Palabra de Dios. Puedes usar un plan de lectura de un año, o uno de los muchos programas de lecturas diarias del Antiguo y Nuevo Testamento. También puedes buscar integrarte en un grupo de lectura bíblico semanal, en el que los participantes comparten lo que han aprendido al leer las mismas porciones de la Biblia. Esto ayuda a ser constantes, ya que sabemos que al llegar al grupo tendremos que compartir sobre lo aprendido en la semana.
Ora y ora la palabra
El tiempo de oración puede integrarse en la lectura. Muchas veces oramos sin tomar ninguna referencia con respecto a la Palabra de Dios, y nos hallamos un poco perdidos. Una solución para esto puede ser orar las Escrituras mientras leemos. Recomendaría leer Colosenses 1, donde Pablo ora por los colosenses, y repetir las cosas por las que él ora: El conocimiento de la voluntad de Dios, un mayor parecido a Cristo, conformidad con Su imagen, y una mayor gratitud de corazón. Ora esas cosas para ti mismo, para tu familia, y para tus conocidos.
Orar es como hablar con Dios. Incluso en momentos en los que pasamos por una depresión seria, una de las cosas que mantiene fresca la vida espiritual es mantener una relación íntima con el Señor. Volver a Él y hablarle como Salvador, Señor, Dios, Juez, y también nuestro amigo.
Cree en el buen propósito de Dios
Cree con todo el corazón que Dios ha organizado tu día y tiene tareas divinas para que hagas, incluso aunque no lo sepas. Por ejemplo, puede que vayas de camino al gimnasio y te encuentres con un amigo que hace tiempo no ves y necesita tu ayuda, o quizás el encontrarte desocupado de repente te haga caer en cuenta de que hace tiempo que no llamas a tus padres. El encuentro casual con un vecino en el ascensor puede ser una oportunidad para compartirle del evangelio.
Saber que todas las cosas nos ayudan a bien y que estamos integrados en el perfecto plan de Dios nos ayudan a mantenernos apasionados, para que no pasemos la vida Cristiana con desgana y simplemente tratando de "hacerlo lo mejor posible". En lugar de eso, clamemos como Pablo en Filipenses 3: "Quiero conocer a Cristo". Pablo lo conocía ya hace 30 años, pero todavía quería conocerlo mejor cada día.
Amor y obediencia
Nuestra relación con Cristo ha de ser una relación de amor. Y aunque, desde luego, necesitamos ser obedientes cuando no sentimos ganas de serlo, hemos de pedir diariamente a Dios que esté presente en nuestras vidas. Podemos confiar en que Él va a responder esta oración porque nos prometió: "He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo" (Mateo 28:20). Mientras buscamos conocer a Jesucristo, que Dios nos conceda sentir su presencia a través del Espíritu Santo en nuestras vidas.
Inspirado y traducido de un texto en http://www.biblestudytools.com/bible-study/topical-studies/stay-motivated-in-your-relationship-with-christ.html por Randy Alcorn
Creo que la respuesta a mantener una relación viva con Cristo, es en realidad, la misma que para cómo mantener una relación viva con cualquier persona. Cuando mi esposa y yo nos conocimos y comenzamos a salir, había una emoción en la relación y un primer amor. Pero luego empezamos a tener tendencia a darnos el uno al otro por garantizados.
¿Qué hacer con respecto a eso? Te aseguras de cultivar la relación pasando tiempo junto a esa persona. Con mi esposa, procurábamos tener citas juntos aún cuando tuvimos nuestras hijas, o tomarnos vacaciones solos, dejándolas al cuidado de sus abuelos o niñeras de la iglesia. Creíamos que lo mejor que podíamos hacer por nuestras hijas era tener un matrimonio fuerte y disfrutar de nuestro tiempo juntos.
¿Cómo pasamos entonces tiempo con Dios? Abriendo su Palabra y leyéndola regularmente. Por supuesto, esto no lo es todo, pero es una parte significativa de nuestra relación con el Señor. Personalmente, necesito pasar tiempo con la Palabra de Dios todos los días. En aquellos días que no lo hago, noto la diferencia en mi perspectiva eterna (o más bien en la falta de la misma).
Lee la Palabra regularmente
Te animo a que pases un tiempo diario en la Palabra de Dios. Puedes usar un plan de lectura de un año, o uno de los muchos programas de lecturas diarias del Antiguo y Nuevo Testamento. También puedes buscar integrarte en un grupo de lectura bíblico semanal, en el que los participantes comparten lo que han aprendido al leer las mismas porciones de la Biblia. Esto ayuda a ser constantes, ya que sabemos que al llegar al grupo tendremos que compartir sobre lo aprendido en la semana.
Ora y ora la palabra
El tiempo de oración puede integrarse en la lectura. Muchas veces oramos sin tomar ninguna referencia con respecto a la Palabra de Dios, y nos hallamos un poco perdidos. Una solución para esto puede ser orar las Escrituras mientras leemos. Recomendaría leer Colosenses 1, donde Pablo ora por los colosenses, y repetir las cosas por las que él ora: El conocimiento de la voluntad de Dios, un mayor parecido a Cristo, conformidad con Su imagen, y una mayor gratitud de corazón. Ora esas cosas para ti mismo, para tu familia, y para tus conocidos.
Orar es como hablar con Dios. Incluso en momentos en los que pasamos por una depresión seria, una de las cosas que mantiene fresca la vida espiritual es mantener una relación íntima con el Señor. Volver a Él y hablarle como Salvador, Señor, Dios, Juez, y también nuestro amigo.
Cree en el buen propósito de Dios
Cree con todo el corazón que Dios ha organizado tu día y tiene tareas divinas para que hagas, incluso aunque no lo sepas. Por ejemplo, puede que vayas de camino al gimnasio y te encuentres con un amigo que hace tiempo no ves y necesita tu ayuda, o quizás el encontrarte desocupado de repente te haga caer en cuenta de que hace tiempo que no llamas a tus padres. El encuentro casual con un vecino en el ascensor puede ser una oportunidad para compartirle del evangelio.
Saber que todas las cosas nos ayudan a bien y que estamos integrados en el perfecto plan de Dios nos ayudan a mantenernos apasionados, para que no pasemos la vida Cristiana con desgana y simplemente tratando de "hacerlo lo mejor posible". En lugar de eso, clamemos como Pablo en Filipenses 3: "Quiero conocer a Cristo". Pablo lo conocía ya hace 30 años, pero todavía quería conocerlo mejor cada día.
Amor y obediencia
Nuestra relación con Cristo ha de ser una relación de amor. Y aunque, desde luego, necesitamos ser obedientes cuando no sentimos ganas de serlo, hemos de pedir diariamente a Dios que esté presente en nuestras vidas. Podemos confiar en que Él va a responder esta oración porque nos prometió: "He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo" (Mateo 28:20). Mientras buscamos conocer a Jesucristo, que Dios nos conceda sentir su presencia a través del Espíritu Santo en nuestras vidas.
Inspirado y traducido de un texto en http://www.biblestudytools.com/bible-study/topical-studies/stay-motivated-in-your-relationship-with-christ.html por Randy Alcorn
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