Según la revista Psychology Today, la terapia basada en la fe está creciendo en popularidad y aumenta el número de pacientes que busca consejo en personas creyentes con las cuales puedan discutir sus problemas y metas en la vida.
Los estudios muestran que la gente prefiere consejeros que en lugar de poner en duda su fe, la compartan. A menudo los terapistas seculares tratan la fe de sus pacientes como si fuera un problema o un síntoma, en lugar de como una convicción que ha de ser respetada e incorporada al diálogo terapéutico, y esto preocupa sobre todo a los mayores y a las personas de veintitantos años. De acuerdo con una encuesta nacional realizada por la Asociación Americana de Consejeros Pastorales, el 83% de los americanos creen que sus creencias están intimamente ligadas a su salud mental y emocional. 3 de cada 4 dicen que es importante para ellos un consejero profesional que integre sus valores y creencias en el proceso de tratamiento.
Casi 3 cuartos de los americanos dicen que su forma de ver la vida está basada en sus creencias religiosas. Pero el problema es que sólo el 32% de los psiquiatras, el 33% de los psicólogos clínicos y el 46% de los trabajadores sociales son creyentes. Los pacientes tienen una mayor tendencia a creer que los profesionales que los tratan, y la mayoría de los cursos o programas de terapia ni siquiera tratan asuntos espirituales.
El tratar la mente de un creyente, requiere un tratamiento también de su alma, de su espíritu. Puede hacer más una persona que comparte tu fe y simplemente te escuche que un profesional o psicólogo cualificado que sólo siente tu fe como otro de los problemas que hay que curar.
Basado en un artículo traducido del Blog del New York Times
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