martes, 28 de noviembre de 2017

Protégenos, Señor (Oración puritana)

Salmos 16:1

...Guárdame oh Dios, porque en ti he confiado.

Señor, tu eres quien nos preserva, nuestro Gobernador, Salvador, y nuestro Juez que viene. Acalla nuestras almas para clamar a tu nombre; despéganos de la influencia de la carne y los sentidos. Imprime en nosotros el poder de la fe.

Promueve en nosotros espiritualidad de mente que haga que nuestros servicios sean aceptables a ti, y que sean de deleite y provecho para nosotros. Llévanos a ese estado que atrae tu vista, y prepáranos para recibir las pruebas de tu amor. Muéstranos nuestros peligros, para que podamos huir a ti buscando refugio.

Haznos sensibles a la enfermedad de nuestro pecado, para que valoremos al buen Médico. Clava en nosotros la cruz, para que podamos matar el enemigo de nuestros corazones.

Ayúdanos a ser vigilantes en nuestro camino, celosos de nuestro temperamento, diligentes sobre nuestros corazones.

Revívenos cuando desfallezcamos, avívanos cuando nos rezaguemos, restáuranos cuando nos descarriemos. Haznos poseedores de más de aquella fe que es el principio de toda piedad viva.

Que seamos ricos en fe, fuertes en fe, vivamos por fe, caminemos por fe, y tengamos esperanza a través de la fe. Que no percibiendo nada en nosotros mismos, podamos encontrar en el Salvador sabiduría, justicia, santificación y redención.

Grabado del devocional puritano "El valle de la Visión"


domingo, 26 de noviembre de 2017

Antes que Abraham fuese

Juan 8:57-58

57 Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham? 58 Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy.

A día de hoy, todavía surgen preguntas acerca de si Jesús se identificó a sí mismo con Dios alguna vez. El pasaje de hoy da quizás la respuesta más clara, ya que es la afirmación de deidad más explícita que nuestro Señor hizo. Al decir "Antes que Abraham fuese, yo soy" (Juan 8:58), Cristo afirmó que Él era Yahweh, el verdadero Dios creador y Señor del pacto de Israel.

Jesús realiza esta afirmación en medio de una discusión con los fariseos. Él afirmó que la libertad es solamente para aquellos que permanecen en su enseñanza, implicando que los fariseos no eran libres porque le habían rechazado (versículos 31-32). Jesús hablaba de libertad espiritual, pero los fariseos creyeron que hablaba de esclavitud física, y afirmaron que ellos eran descendientes de Abraham, que nunca habían sido propiedad de otra nación u otra persona. Al aclararles Jesús que estaba hablando de esclavitud al pecado, ellos entendieron la implicación de que Jesús creía que ellos eran pecadores. Entonces ellos reafirmaron su relación con Abraham, ya que, según los fariseos, solo los gentiles y quizás algunos judíos comunes podían ser llamados pecadores con propiedad.

Cristo nunca negó la ascendencia física de los fariseos, pero refutó que fuesen de su herencia espiritual. Ellos no podían ser los verdaderso hijos de Abraham, porque no hacían las obras de Abraham. En lugar de confiar en el Señor y obedecer su Palabra como hizo Abraham, estaban intentando matar a la misma Palabra de Dios encarnada. Eso solo podía significar que, espiritualmente, eran hijos del diablo.

Los fariseos, incendiados por esta afirmación, acusaron a Jesús de estar poseído por un demonio. Pero Jesús apuntó que eso era imposible para Aquel que es la fuente de vida (v. 48-51). En ese punto, los fariseos exigieron saber con quién estaban hablando, y Jesús dijo que Él era mayor que Abraham, y que Abraham quiso ver a Cristo y se regocijó cuando lo hizo. La prueba de esta afirmación la encontramos en la frase de Jesús: "Antes de que Abraham fuese, yo soy" (versículo 58). El intento de apedrearle por parte de los fariseos prueba que ellos entendieron que Jesús estaba afirmando ser el mismísimo Dios que se reveló a Abraham y a Moisés. Si la afirmación hubiese sido falsa, los fariseos hubiesen sido justos; pero Cristo probó la verdad de su afirmación haciendo lo que solo Dios puede hacer (ver Marcos 2:1-12)

Traducido de http://www.ligonier.org/learn/devotionals/abraham-was/

Aprendiendo el amor verdadero


Salmos 73:25

¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra.

Querido Señor, dependo completamente de ti, destétame de todas las otras cosas de las que dependo.

Tu eres mi todo, tu gobiernas todo, y te deleitas en mí. Tu eres el fundamento de la bondad ¿cómo podría desconfiar de ti? ¿Cómo podría tener ansiedad acerca de lo que me suceda?

A la luz de tu preciosidad, el mundo y todos sus disfrutes son infinitamente pobres. No valoro el favor de los hombres más que los guijarros. Entre las bendiciones que recibo de ti, que nunca pierda el sentimiento de ser un extraño en la tierra. Que te ame yo, mi Benefactor, en todos los beneficios que recibo, sin olvidar que mi mayor peligro surge de mis ventajas.

Produce en mi una desesperación que haga que Jesús sea precioso para mí, que sea deleite en todos sus oficios, agradable en todos sus caminos, y que ame sus mandamientos tanto como sus promesas.

Ayúdame a discernir entre el amor verdadero y el falso, el primero consiste en un amor supremo hacia ti, el segundo no, el primero une tu gloria y la felicidad del hombre, para que se conviertan en un interés común, el último desune y separa ambas cosas, buscando la felicidad y descuidando tu gloria.

Enséñame que el amor genuino es de un tipo diferente al que viene de los argumentos racionales o por la motivación del interés propio, que ese amor es una emoción agradable que da gozo a la mente en la que se encuentra.

Concédeme el distinguir entre lo verdadero y lo falso, y descansar en Ti, que eres todo amor.

Extraído del devocional puritano "El valle de la visión"

sábado, 25 de noviembre de 2017

Promesa de vida

Zacarías 1:3

"Diles, pues: Así ha dicho el Señor de los ejércitos: Volveos a mí, dice el Señor de los ejércitos, y yo me volveré a vosotros, ha dicho el Señor de los ejércitos"

La promesa de Dios es que el impío vivirá si tan solo se da la vuelta, si se da la vuelta sin fingimiento y completamente. El Señor expresa aquí que esto es lo que le agrada, que el impío se de la vuelta y viva. El Cielo está tan asegurado para los convertidos como lo está el infierno para los no convertidos. El "date la vuelta y vive" es tan cierto y verdad como el "date la vuelta o muere".

Dios no estaba obligado a proveernos con un Salvador, ni a abrirnos una puerta de esperanza, ni a llamarnos al arrepentimiento y a volvernos después de que nos hubiésemos alejado por el pecado, pero todo esto lo ha hecho libremente para magnificar su misericordia. Has de saber que no predicamos desesperación, sino misericordia.

¿Es acaso nuestra costumbre cerrar la puerta de misericordia frente a ti? ¡Quiera Dios que no la cierres tú mismo! ¿Es acaso nuestra costumbre decirte que Dios no tendría misericordia de ti aunque te volvieses y te santificases? ¿Cuándo escuchaste a un predicador decir tal cosa? Tú que hablas ásperamente a los predicadores del Evangelio porque desean mantenerte fuera del infierno, y que dices que predican desesperación, dime si puedes ¿Cuándo escuchaste que ningún hombre sobrio te dijese que no hay esperanza para ti a pesar de arrepentirte y convertirte?

No, es justo lo contrario lo que proclamamos de parte del Señor, y cualquiera que nazca de nuevo, y que por fe y arrepentimiento se convierta en una nueva criatura, ciertamente será salvo. Y estamos tan lejos de querer convencerte de que desesperes de esto, que tratamos de persuadirte de que no tengas dudas de ello. Es la vida, no la muerte, la principal parte de nuestro mensaje a ti, nuestra misión es ofrecer salvación, una salvación cierta, una salvación veloz, gloriosa, eterna para cada uno de vosotros, desde el mendigo más pobre al mayor de los hombres; hasta a los peores de ellos, ya sean borrachos, mal hablados, mundanos, ladrones, e incluso a los que menosprecian y se burlan del santo camino de la salvación.

Traducido de un texto de Richard Baxter

jueves, 16 de noviembre de 2017

Zorobabel, el anillo de sellar de Dios

Hageo 2:23 

En aquel día, dice el Señor de los ejércitos, te tomaré, oh Zorobabel hijo de Salatiel, siervo mío, dice el Señor, y te pondré como anillo de sellar; porque yo te escogí, dice el Señor de los ejércitos.

Hageo habló al pueblo de Judá para alentarnos a que trabajasen en la reconstrucción del templo después de que comenzaran de nuevo bajo el mandato de Zorobabel y Josué (ver Hageo 1:12 al 2:9). Estas palabras de aliento se produjeron al pasar un mes de comenzar las obras, y Hageo dijo que la gloria final de este segundo templo sería enorme si el pueblo confiaba en el Señor.

Pero esa no era la última palabra de Dios a través de Hageo acerca del templo. Dos meses después, Hageo volvió a motivar al pueblo durante el proceso de reconstrucción (Hageo 2:10-19). En total, fueron cuatro oráculos los que dio: uno para que Judá continuara con la reconstrucción, un segundo para mantener funcionando la obra, un tercero para presionar a los judíos para que se esforzarán, y el cuarto para motivar a Zorobabel (Capítulo 2, versículos 20 al 23).

Este oráculo expone las consecuencias de dejar el trabajo a medio terminar. Bajo el antiguo pacto, un objeto inmundo contaminaba cualquier cosa que tocaba (Levítico 5:2, 11, 15). Tal como Hageo expone, esta contaminación podía pasar hasta a un tercer objeto: una persona se contaminaba al tocar un cuerpo muerto, que es algo inmundo. Luego, esa persona contaminada, contaminaba cualquier cosa que tocase (Hageo 2:13). Un templo descuidado y sin finalizar era impuro porque había sido tocado por personas contaminadas que habían mostrado su contaminación (su falta de fe) desobedeciendo la instrucción de Dios para finalizar el templo. Mientras el templo permanecía impuro, contaminaba la tierra, resultando en desastres naturales y una reducción de la producción agrícola (versículos 14-17). Un comentarista equipara el templo sin finalizar con un cuerpo en descomposición que contamina todo lo que está a su alrededor mientras siga descomponiéndose, mientras siga su estado "a medio terminar".

Pero si el pueblo mostraba verdadera fe obedeciendo al Señor y reconstruyendo el templo, no habría impureza que contaminase la tierra, y Dios los bendeciría (versículos 18 y 19). Como la falta de fe es la mayor impureza, esto también significaba que el pueblo no podía desobedecer y confiar en un templo finalizado como si fuese un talismán para guardarse de los problemas. Eso es lo que hizo la comunidad judía antes del exilio, y Dios les envió al exilio porque el fracaso del pueblo a la hora de confiar en Dios contaminaba la tierra.

Hageo concluye con una palabra mesiánica a Zorobabel, diciendo que Dios lo exaltaría enormemente (versículos 20 al 23) pero el profeta no se refiere solo a la persona misma de Zorobabel. Los profetas a menudo prometen el regreso de David, el primer gobernante de Israel designado solo por Dios antes del exilio, pero la persona a la que se refieren realmente es uno de los hijos de David, como se profetiza en 2 Samuel 7:1-17. Hageo promete el trono a Zorobabel, el primer gobernante de Israel designado solo por Dios tras el exilio, pero la persona que está en mente es en realidad uno de los descendientes de Zorobabel.

La promesa de Dios para exaltar a uno de los descendientes de Zorobabel se cumple en Cristo Jesús, que es el descendiente de David a través de Zorobabel (Ver Mateo 1:1-17 y Lucas 3:23-38). Cristo ha sido exaltado a la diestra de Dios el Padre Todopoderoso, cumpliendo las palabras de Hageo. Como la promesa a Zorobabel se ha cumplido, podemos confiar en que el Señor guardará todas sus promesas, es decir, que nuestra gloria como casa suya será un día mayor que cualquier templo previo.

Traducido de: http://www.ligonier.org/learn/devotionals/zerubbabel-lords-signet-ring/

lunes, 6 de noviembre de 2017

La autoridad de la Biblia

Lucas 7:8

Porque también yo soy hombre puesto bajo autoridad, y tengo soldados bajo mis órdenes; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace.

Cuando Martín Lutero comenzó a argumentar que nuestra justificación delante de Dios es solo a través de la fe, puso en marcha la reforma protestante. Pronto comenzaron a producirse disputas y coloquios en varios lugares, y Lutero y sus seguidores se vieron empujados a defender sus "nuevos" puntos de vista (que en realidad solo eran una simple articulación de la antigua fe de la iglesia). Los oponentes católicos romanos de la reforma intentaron mostrar que Lutero y sus puntos de vista no habían sido enseñados en los concilios de la iglesia.

Lutero y los reformadores respondieron que los concilios no contradecían de forma explícita la doctrina de la reforma, y, lo que es más importante, que los credos y concilios no eran infalibles. Los reformadores decían que solamente la Biblia está libre de errores y tiene autoridad absoluta.

Decimos que la doctrina de la justificación por fe es el principio material de la reforma, porque dicha enseñanza es la "materia" o contenido de la reforma. Decimos que la doctrina de la supremacía escritural es el principio formal de la reforma, porque esa doctrina es el fundamento sobre el que se construye todo lo demás. La doctrina de la autoridad suprema de la Biblia no quiere decir que no hay autoridades secundarias en la vida, como son los padres, gobernantes y líderes de la iglesia. Lo que quiere decir es que la Biblia y solamente la Biblia (sola scriptura) es la autoridad final y última en nuestras vidas.

Los católicos romanos respondieron afirmando que la única forma en la que sabemos lo que debe incluirse en el "canon" (o regla) de la Biblia, es porque que la iglesia decidió como canónico o no. Pero los reformadores dijeron que no es así. Los padres de la iglesia afirmaron que ellos habían "recibido" el canon de las Escrituras (la lista de libros inspirados) en lugar de "establecerlo". Cuando recibimos a Cristo como Señor, eso no significa que nosotros le hacemos Señor o que tengamos autoridad sobre Él. Fue el Padre quien lo hizo Señor, y nosotros simplemente reconocemos ese hecho. De manera similar, cuando los padres de la iglesia recibieron las Sagradas Escrituras, no estaban afirmando que tuviesen ninguna autoridad sobre ellas. Más bien al contrario: estaban doblando rodilla ante la suprema autoridad de las Escrituras.

Inclinarse a la autoridad de las Escrituras no es alguna noción abstracta o intelectual. Del mismo modo que todas las ideas tienen consecuencias, la consecuencia suprema de este debate fue el nacimiento de la iglesia protestante. La gente de convicciones ha de tomar decisiones serias. Preguntémonos si entendemos la autoridad de las Escrituras, y luego permanezcamos bajo ella.

Traducido de: http://www.ligonier.org/learn/devotionals/the-authority-of-the-bible/


domingo, 5 de noviembre de 2017

¿Por qué estudiar la palabra de Dios?

2 Timoteo 2:15

15 Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero . . ., que usa bien la palabra de verdad.

¿Por qué estudiar la Biblia? la pregunta puede parecer extraña. Especialmente cuando se están estudiando estas líneas y no lo estaríamos haciendo a menos que considerásemos que su estudio es necesario, o cuanto menos beneficioso. Pero con demasiada frecuencia hacemos las cosas solo por hacerlas.

Aunque existen muchas razones convincentes para estudiar la Biblia, existen al menos dos excusas comunes para no estudiarla. La primera que normalmente se ofrece es que la Biblia es difícil de entender, y que solo los teólogos con una alta capacidad y entrenamiento técnico en el tema pueden realizar esta tarea. Con demasiada frecuencia, esto es lo que quisiéramos oír para acallar nuestras conciencias al descuidar nuestro deber de estudiar las Escrituras.

Los reformadores del siglo XVI contestaron esta excusa defendiendo la claridad de la Biblia. No es que dijeran que todas las partes de las Escrituras sean igualmente claras, sino que la Biblia es necesariamente clara en su mensaje básico. Esto significa que, si podemos leer, también podemos captar lo esencial ayudados por la iluminación del Espíritu.

La segunda excusa es que la Biblia es demasiado aburrida. Nos quejamos de que necesitamos a alguien que "le de vida" por nosotros. Pero la Biblia ya está viva, y sus palabras nos hacen vivir. No hay nada aburrido en el dramatismo, las pasiones, crímenes, devoción y vida real que se muestran en las Escrituras. El escenario antiguo puede parecernos extraño, pero las luchas y problemas que enfrentaron los personajes bíblicos son los mismos que nosotros encaramos hoy.

Sin embargo, como seguidores del Señor Jesús, debería motivarnos estudiar la Biblia para continuar creciendo en las cosas que hemos aprendido. Necesitamos profundizar nuestro entendimiento acerca del transfondo y contexto de los libros de la Biblia, para entender y aplicar mejor a nuestras vidas las verdades que contienen.

Traducido de: http://www.ligonier.org/learn/devotionals/why-study-gods-word/