Una vez, una estudiante universitaria escribió a C.S. Lewis (autor de las Crónicas de Narnia) una carta preguntando si un pecado se podía "curar" demostrando a la persona lo irrazonable de esa mala conducta. En otras palabras, si pudiésemos tener perfectamente claro lo estúpido de alguna mala conducta, ¿podríamos evitarla? C.S. Lewis le contestó:
"La razón de un ser humano puede ver con perfecta claridad que la incomodidad e incoveniencia (de llegar tarde) serán mucho mayores que el placer de quedarse diez minutos en la cama. Sin embargo se queda en la cama; y esto no es en absoluto porque su razón esté engañada, sino porque su deseo es más fuerte que la razón.
Una mujer sabe que esa 'última palabra' áspera en una discusión producirá una pelea seria, que era precisamente lo que quería evitar cuando la discusión comenzó, y que puede destruir su felicidad de forma permanente. Sin embargo, la dice. Y no es en absoluto porque su razón esté engañada, sino porque el deseo de ganar un punto en ese momento es más fuerte que su razón.
La gente (tú y yo entre ellos) constantemente elige entre dos caminos de actuación: uno que sabemos que es peor porque, en ese momento, preferimos la gratificación de nuestro enfado, lujuria, pereza, codicia, vanidad, curiosidad o cobardía, frente a, no sólo la voluntad conocida de Dios, sino incluso a lo que sabemos que será mejor para nuestra verdadera comodidad y seguridad."
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