miércoles, 18 de enero de 2012

Levanta el ánimo, recuerda lo alegre

La sonrisa de la persona que amas, saludándote por primera vez agitando su mano. El sol caliente en la piel y las risas mientras corres por la arena para zambullirte en el mar con tus amigos. El cachorro pequeño que te regalaron, dando sus primeros pasos. La ayuda desinteresada de aquella persona justo cuando la necesitabas...

Cuanto bien hacen esos recuerdos. La paz y la alegría te inunda al traerlos a tu mente. Sin embargo, es más frecuente que pensemos en problemas que no podemos resolver, en rencores que no podemos quitar, en ofensas que alguien nos hizo.

Y en muchas ocasiones esa misma persona que nos ofendió es alguien que también nos hizo pasar momentos agradables que nunca recordamos. Cuántas veces hemos dejado de hablar con alguien querido, con un amigo o familiar, por una rencilla que no puede ni tan siquiera ser comparada con la felicidad que esa persona trajo a nuestra vida en su momento.

Es nuestra naturaleza caída, imperfecta la que nos hace recordar el dolor y olvidar lo mucho bueno recibido. Pero podemos obligar la mente a recordar esos momentos alegres para sentirnos bien, volver a sentir el calor de esa sonrisa, el agua bañando la piel, las amables palabras dichas.

Todos tenemos esos buenos recuerdos. Elige alguno de ellos y recuerda, y piensa que aún vendrán muchos más como ese, pues vienen de las pequeñas cosas. Con frecuencia esos buenos momentos no nos parecieron tan especiales en el momento de vivirlos, pero el tiempo y la memoria los trae de nuevo reforzados en belleza.

No te resignes a los pensamientos que te entristecen, lucha trayendo el recuerdo de los cosas buenas que recibiste, y la esperanza de que aún recibirás muchísimas más.

Salmos 103:2

Romanos 5:5

-Manuel Bento Falcón

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