viernes, 8 de enero de 2016

Cuando la vida parece sin objetivos (Ask Pastor John)

La pregunta de hoy es acerca de cuando la vida no parece tener objetivo, cuando parece que no va a ninguna parte. Específicamente cuando se trata de una carrera, aunque las implicaciones cubren, en realidad, cualquier tipo de espera. Esa es la pregunta específica que Daniel nos hace.

Daniel pregunta: "Querido Pastor John, soy un graduado reciente de la universidad y me siento sin dirección mientras trato de averiguar de que trata esta temporada de mi vida, y lo que Dios ha planeado para mí. En esta transición desde la universidad al trabajo, siento que he perdido mi energía, propósito y dirección. Se que todo lo que hago es para la gloria de Dios, y se que mi gozo debe estar arraigado en Cristo y no en mis circunstancias. Pero, mi pregunta es: ¿Cómo deberíamos los cristianos como yo manejar esta así llamada "crisis del cuarto de vida"?

John responde:

La primera cosa que me gustaría decir es que esta temporada pasará, pero Dios quiere que Daniel enfrente el tipo de guerra espiritual que Dios utilizará para que pase. Ese es el punto de partida. Y la primera estrategia en esa batalla, en ese enfrentamiento, es la que me parece que Daniel ya ha buscado, es decir, reconocer que esa condición de su mente y alma es algún tipo de crisis que necesita ser, como el mismo dice, "manejada". ¿Cómo puedo manejar esto?

Una manera de describir esta crisis sería quizás como la antigua y bien conocida condición espiritual llamada acedia. Esto viene de la palabra griega "descuidar", pero el término acedia llegó a  referirse (por utilizar las palabras de un recurso que suelo leer) a "un estado de languidez o letargo, de no preocuparse o no importarle a uno su posición o condición en el mundo". Decían que te podía llevar a un estado de ser incapaz de cumplir tus deberes en la vida. Sus matices espirituales hacen que se relacione, pero que sea distinto de la depresión. Así que parece que lo que estamos tratando aquí es acedia, y la primera estrategia es identificar la crisis, mirarla a la cara, no negarla, identificar su naturaleza, y prepararse para la batalla.

La segunda estrategia: Prepararse para una espera por el Señor paciente y centrada en Dios. Esto no quiere decir que la espera sea inactiva, sino que más bien sea un reconocimiento de que la victoria puede tomar tiempo, y que, mientras tanto, no nos entregaremos a la desesperación. Así que ponemos en nuestra lengua las palabras de David: "Pacientemente esperé a Yahweh, Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, Y confiarán en Yahweh" (Salmos 40:1-3). Ganamos ánimo en que, por muy larga que pueda ser la espera (David no lo dice) por muy largo que tengamos que estar en el pozo o en el lodo cenagoso de la acedia, la languidez, la falta de dirección, no desesperaremos, sino que que esperaremos expectantes a que Dios actúe en su momento. Esa es la estrategia número dos.

La tercera estrategia: Darse cuenta de que los verdaderos cristianos a menudo son marcados por este tipo de mal. Por ejemplo lo vemos en 1 Tesalonicenses 5:14: " También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos". La palabra utilizada aquí es interesante "Ataktos". Es como decir los caóticos, los desordenados. Da la sensación de que todo está fuera de lugar. "Que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos". Así que los ociosos, los de poco ánimo, los débiles. Esa gente está en la iglesia. Es necesario cuidarlos. Es una experiencia cristiana real y una batalla cristiana real.

Y la cuarta estrategia: Poner la Palabra de Dios contra las pérdidas particulares que estés sintiendo. Y Daniel decía: Siento como que he perdido mi energía, propósito y dirección. Permite que tome cada una de esas cosas una por una y ponga la Palabra de Dios sobre ellas.

Primero, tomemos la energía. El salmista dice: "Yahweh es mi fortaleza y mi escudo; En él confió mi corazón, y fui ayudado" (Salmos 28:7). Por tanto el Señor mismo es nuestra fortaleza y el salmista dice que experimentamos esa fortaleza confiando en Él. Y para ser más específicos, Nehemías dice que el gozo del Señor es vuestra fortaleza (Nehemías 8:10). Así que busca el gozo del Señor, y estarás buscando tu fortaleza.

Hay una especie de paradoja cuando sientes energía, porque somos nosotros los que sentimos la energía. Cuando nos levantamos y actuamos, somos nosotros los que salimos de la cama y actuamos, y, sin embargo, la Biblia dice que el Señor es vuestra fortaleza. A veces escuchas decir a la gente: Dios ayuda a aquellos que se ayudan. Bueno, eso es una especie de esfuerzo secular por expresar una verdad bíblica que la gente secular no puede entender, y que por tanto no pueden expresar correctamente. Lo que eso está intentando de decir bíblicamente es que Dios ayuda a los débiles, paralizados y muertos a ayudarse a sí mismos, de forma que en toda esa auto-ayuda, Dios se lleve la gloria, ya que toda esa auto-ayuda resulta ser la ayuda de Dios. Eso es lo que están tratando de decir, y esa es la verdad bíblica.

Y esta es la forma en que Pablo lo expresa en 1 Corintios 15:10: "Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo".

Asi que, Daniel, busca por todos los medios restaurar tu energía. Búscalo en el Señor. Búscalo en el gozo del Señor. Y cuando la hayas buscado y confiado en Él para obtenerla, sal de la cama y haz lo que se necesite hacer.

Luego, contra el sentimiento de pérdida de dirección pondría 2 Tesalonicenses 3:5: "Y el Señor encamine vuestros corazones al amor de Dios, y a la paciencia de Cristo". Lo que el texto muestra es que el Señor mismo es el gran director del corazón. Cuando necesitamos dirección, rogamos que nuestros corazones experimenten la dirección de Dios. Lo que Daniel necesita precisamente es dirección para el corazón, no solo para su mente o para su cuerpo. El corazón es un gran director de la vida. Y detrás del corazón está el Señor. Así que ora para que Dios encamine primero el corazón al amor a Dios y a la paciencia de Cristo, y luego, en ese amor y paciencia, hacia la claridad que necesitas para la obra de tu vida.

Y luego, por último, Daniel dice que siente que ha perdido su propósito. Y contra eso quiero poner 1 Pedro 2:9: "Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, [y aquí viene la afirmación de propósito] para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable". Sea lo que sea que Dios tiene para ti en tu vida, esto está muy claro: Existes para hacer que se conozcan las excelencias de Dios, especialmente las excelencias por las que el llama a la gente de las tinieblas a la luz. Y es una luz maravillosa, Daniel. Por mucha languidez que sientas ahora, vives en una luz maravillosa. Y es tu propósito, un propósito asignado por Dios, verlo, probarlo, y darlo a conocer.

Pongamos un texto más específico contra esa pérdida de propósito: 1 Pedro 4:10: "Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios". Tú, Daniel, tienes dones de Dios como todo cristiano. Esos dones son particulares. Son medios particulares por los cuales solo tu puedes administrar la gracia particular que Dios te ha dado. Tu propósito en la vida es utilizar esos dones para ministrar esa gracia para la gloria de Dios.

Permite que termine con estas palabras de aliento de Lamentaciones 3. Jeremías estaba muy hundido cuando escribió esto con un sentido de impotencia mientras su amada Jerusalén era devastada. Y clama: "Lo tendré aún en memoria, porque mi alma está abatida dentro de mí". Y entonces él lucha con esta crisis en la que está y dice: "Esto recapacitaré". Ahí lo tienes, Daniel. Eso es lo que hay que hacer. Recapacitar esto. "Por lo tanto esperaré. Por la misericordia de Yahweh no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad. Mi porción es Yahweh, dijo mi alma; por tanto, en él esperaré" (Lamentaciones 3:20-24).

Así que trae a la mente las promesas de Dios, Daniel. Espera en Él y muévete. Dios (mientras te mueves en sus fuerzas) restaurará el gozoso sentimiento de energía, dirección y propósito.

Traducido de: http://www.desiringgod.org/interviews/strategies-for-when-life-seems-aimless

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